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miércoles, 26 de febrero de 2025

15. Las cucharitas y una noticia bomba

Pues andaba yo reflexionando acerca de las ventajas de vivir acompañado, en comparación con esa soledad que tanto he promocionado y reivindicado en mis más de doce años de blogger, en donde la he vendido casi como un sinónimo de libertad; esa cualidad que le permite hacer a uno lo que le da la gana, sin tener que discutir ni negociar ninguna decisión concreta, puesto que el solitario adopta todas sus decisiones por unanimidad absoluta. Es obvio que es mucho mejor estar solo que mal acompañado, pero es igual de evidente que todavía es mejor estar bien acompañado.

Lo que pasa es que, como ya les he dicho en alguna ocasión, la soledad tiene algunos inconvenientes, entre los que no es el menor el que comporta despertarte a media noche y, aun medio adormilado, extender un brazo y no encontrar a tu lado, por ejemplo, un culo hospitalario y hogareño antes de volverte a quedar frito. Estoy yo ahora disfrutando de una compañía deliciosa, con la que hago las cucharitas, y en este punto preciso tenía ya preparada una foto para mostrársela, pero hete aquí que se me ha cruzado una noticia ciertamente bomba, que me obliga a dejar esa imagen para otro momento, tal vez al final del post. Así que los cotillas han de tener un poquito de paciencia.

La noticia es un auténtico bombazo: Samantha Fish viene a Madrid. Sí, como lo oyen. ¡¡¡POR FIN!!! Se anuncia su primer concierto en la capital para el próximo 14 de junio en la sala Joy Eslava. Vamos, que puedo ir desde mi casa caminando en unos 20 minutos. Qué emoción. Las entradas se acaban de poner a la venta y ya les digo que se apresuren, no vaya a ser que se queden sin ellas y no puedan asistir al portento. Bueno, les estoy mintiendo: a mi querida Sam no la conoce ni Dios en esta paleta Villa y Corte; el Joy Eslava es un recinto con bastante aforo y dudo que entre mis amigos, lectores del blog y conocidos consigamos colgar el cartel de sold out, pero por algo se empieza. Samantha tocó por primera vez en España en el festival de blues de Hondarribia de 2011, con 22 añitos, en medio de una gira por toda Europa con otras dos jóvenes guitarristas, la primera vez que salía de los USA.

No volvió hasta 2022, esta vez con cinco fechas: Cazorla, dos en Canarias, Jerez de la Frontera y Pontevedra. Y hasta ahora. Yo he visto ya seis conciertos suyos: Cazorla, Jerez de la Frontera, Bruselas, París, Londres y Melbourne. Este será mi séptimo concierto, pero esta vez sin tener que salir de viaje para ver a mi diva. Sam sigue de manera ortodoxa los pasos que marca la industria discográfica. Tiene un nuevo disco recién grabado, que se lanzará el 25 de abril y del que acaba de publicar el primer corte, oportunamente mostrado en el post anterior de este blog. Tras la publicación del álbum, iniciará su correspondiente gira de promoción, en la que ha incluido algunas fechas en España. El 13 de junio está anunciada en el BBK festival de Bilbao, al día siguiente en Madrid y el 15 en el Razzmatazz de Barcelona. Bien, aquí tienen el cartel del concierto del Joy Eslava.

Estoy yo muy musiquero desde mi regreso de tierras lejanas y el otro día, como les anuncié, acudí al Moviestar Arena, hasta hace poco llamado Wizink Center y antiguamente Palacio de los Deportes de Madrid, para ver a mi colega Ramoncín. Me acerqué al lugar en el bus 26 y nada más bajarme me encontré con unas colas kilométricas que llegaban hasta la calle Narváez, desde cada una de las puertas del gran auditorio, compuestas íntegramente por gente de menos de 20 años. Le pregunté a una chica al azar y me enteré de que la gran afluencia era motivada por la actuación de un rapero/reaggetonero argentino que atiende indistintamente por Gotti o por Tiago PZK. El pollo tiene 23 años, según pude saber luego, y había conseguido colgar el cartel de sold out hace días. El gran auditorio del Moviestar Arena tiene un aforo de unas 15.000 personas y, unos días después, volvió a llenarse para ver a otro pollo similar, conocido por Quevedo.

Este es el mundo que tenemos. Pregunté otra vez a un segurata y me enteré de que mi entrada de Ramoncín era para el local denominado La Sala del Moviestar Arena, al que se entra por detrás y donde caben unos 1.000 asistentes. Llegué al lugar y me encontré el habitual personal de moteros, barbudos canosos, calvorotas y señoras entradas también en años, la mayoría vestidos de cuero, el mismo personal que suele acudir a los conciertos de Samantha Fish. Porque Ramón, por si no lo saben, tiene nada menos que 69 años. A pesar de ello hace conciertos de dos horas y media en los que desarrolla una energía más o menos como la de Bruce Springsteen, salvando las distancias artísticas. Ahora tiene un grupo muy potente, con tres guitarristas, teclado, bajo y batería. Él toca la armónica y, ocasionalmente una cuarta guitarra.

La salida a escena fue ciertamente espectacular. En un momento dado, se apaga la música de fondo, bajan las luces y empieza a sonar el tema en el que se aprovecha la voz de Donald Trump para samplear su intervención en el único debate electoral, en la que proclamó que los inmigrantes de Springfield se estaban comiendo los gatos y los perros del vecindario. They're eating the dogs, they're eating the cats. Este tema, que ya traje al blog en el Post #9, el último del año pasado, sirve de fondo sonoro para que vayan saliendo a escena todos los miembros de la banda. Cuando se acaba el tema de los gatos de Trump, aparece Ramón, saluda y presenta su primera canción, 10 segundos, un tema de composición propia en el que describe el horror de los bombardeos sobre Gaza. 10 segundos es lo que tarda en estallar una bomba lanzada desde el aire, convirtiendo la tranquila vida de la población civil en un infierno. Curiosamente, este tema lo compuso Ramón en 2017. Porque desde siempre Israel ha estado perpetrando bombardeos selectivos sobre la ratonera de la Franja. La salida a escena de Ramón y su primera canción se grabaron y se han publicado ya en el Youtube. Les pido que lo vean.

Ya saben que Donald Trump tiene el plan de echar a toda la población de Gaza, realojarlos en Egipto y Jordania y edificar sobre las ruinas una especie de Marina d’Or para que recalen allí los supercruceros del Mediterráneo. Yo ya hice hace tiempo en el blog una propuesta simétrica de esta: que se realoje a todos los judíos de Israel en alguna zona desértica de Arizona o Nuevo México, para que desarrollen allí sus habilidades para construir vergeles y kibutzs, bajo la protección americana. Esto permitiría que sus primos de New York pudieran visitarlos libremente, además de dejar Oriente Medio pacificado para siempre y evitar la sangría económica de mantener contra viento y marea a un estado implantado artificialmente en una tierra que no es suya. Yo creo que es una idea estupenda, mejor que la de Trump. ¿No quieren hacer limpieza étnica? Pues háganla al revés.

Pero el tipo del pelo naranja sigue implacable, perpetrando decretos que pretenden cambiar el orden mundial por otro aún más favorable para los multimillonarios. Tal vez ustedes no se hayan enterado, pero hay muchos famosos que han decidido marcharse de los USA mientras este señor esté al mando del país, con el peligro que ello comporta. Por ejemplo, el actor Robert De Niro, que se ha mudado a Canadá. O el gran Bruce Springsteen que ha anunciado que se va también a las tierras del norte. También la presentadora de TV Opra Winfrey, la conductora del programa líder en audiencia desde hace años, que ha dicho que suspende el programa y se va a Italia hasta que los USA estén en mejores manos. Son ejemplos puntuales que constituyen un síntoma de la gravedad de lo que viene. 

Aunque, en este caso, yo creo que es mejor quedarse y luchar desde dentro contra esta banda de energúmenos multimillonarios. Eso es lo que ha hecho el gran Bernie Sanders, una de las mentes más lúcidas de la política yanqui. Hace unos días, el veterano senador por Vermont no aguantó más, pidió la palabra en el Senado y lanzó una diatriba demoledora, que les voy a pedir que vean ahora. Es un poquito larga, pero no tiene desperdicio. No es difícil ponerle al vídeo unos subtítulos en español, es bastante sencillo. Bernie es uno de mis ídolos desde hace años, pero su pensamiento está demasiado a la izquierda como para que en el Partido Demócrata le permitieran ser candidato a la Presidencia. Primero lo desplazaron para dejar sitio a Hillary, y luego para promover a Biden. En estas últimas elecciones ya ni lo intentó, pero sigue al pie del cañón. Vean el vídeo.

Como ya les he dicho también, este capitalismo post-tecnológico salvaje se empezó a liberar de las normas para un mercado justo que había establecido Roosevelt después de la última guerra mundial, cuando en tiempos de Reagan/Thatcher se inició un proceso progresivo de desregulación. En este momento, ya no se puede desregular más, por lo que los grandes magnates se han quitado la careta y ya nos están haciendo ver que ahora lo que les estorba es la propia democracia. Al frente de estos magnates está el siniestro Elon Musk, un tipo que está loco de remate. Es muy peligroso que Trump le esté dando tanta bola; hasta el no menos siniestro Steve Bannon, el tipo que sembró la semilla de la ultraderecha en Europa durante el primer mandato de Trump, está horrorizado y pide que se controle un poco a este sujeto.

¿Se han parado ustedes a pensar quién es este pollo que hace saludos nazis y enarbola sin empacho alguno la motosierra de Milei? Su vida puede rastrearse en la Wickipedia, no se la voy a resumir aquí. Diré que el tipo es sudafricano, que después de sufrir maltrato paterno, él, sus dos hermanos y su madre, que era modelo, se largaron a Canadá, para cruzar luego a los USA, donde pasaron ciertas penurias. Pero Elon logró estudiar con becas y graduarse en Económicas y Física y hasta llegó a matricularse en un doctorado en Stanford (California), pero enseguida lo dejó para empezar a fundar empresas de programación y big data que se convertían en negocios exitosos hasta que los vendía por cantidades crecientes. Una trayectoria similar a la de Florentino que, nada más acabar la carrera, fundó La Guía del Ocio, que luego vendió para ir poco a poco aumentando sus negocios y su riqueza.

Entre esas compañías están PayPal, Tesla o Twitter, cuya adquisición y venta sucesivas le ha llevado a encabezar la lista Forbes de las personas más ricas del mundo y la primera en la historia cuya fortuna supera los 300.000 millones de dólares (ahora tiene más de 400.000). Eso le ha llevado a pensar que puede hacer lo que quiera y mostrar su verdadero talante, vanidoso, autoritario, negacionista del Covid y otros asuntos, y bastante friki a nivel emocional y familiar. Por si no lo saben, este sujeto se casó en el año 2000 con una antigua compañera de universidad, que se ganaba la vida como escritora, y tuvieron su primer hijo, al que bautizaron Nevada Alexander. Hasta aquí todo bastante normal. Pero el bebé murió al cabo de una semana por el síndrome de muerte súbita. Y Elon enloqueció y decidió someter a su mujer a un tratamiento radical de fertilidad. Resultado: primero unos gemelos y poco después unos trillizos.

Harta del jueguecito, la escritora salió por piernas en 2008 y Elon fue teniendo luego una serie de parejas, entre ellas dos simultáneas con las que tuvo otros 7 hijos, que totalizan 12, aunque está confirmado que en 2023 tuvo un decimotercero con una activista que conoció brevemente. Entre ellos están los tres de nombre extravagante que tuvo con una cantante canadiense desconocida que se hace llamar Grimes: respectivamente X AE A-XII, Exa Dark Siderael y Techno Mechanicus. El mayor de estos tres, de nombre impronunciable, es el que sale con su padre en las fotos de la Casa Blanca. Mi curiosidad es cómo le llamarán en la intimidad. ¿Tal vez Equiscito? Imaginen la escena; el tito Donald regañándole porque se sube a la mesa del despacho oval: Equiscito, pórtate bien, a ver si te voy a tener que dar pan-pan al culo. Creo que no hacen falta más datos para saber en manos de quién estamos. Vean la cara de aburrimiento del pobre Equiscito, obligado a estar todo el día en la Casa Blanca. 

No creo que tengan ya ninguna duda de que este tío está majareta perdido. Con 53 añitos y ya tiene nada menos que trece hijos. Cuando le preguntan al respecto, él explica que esa abundante descendencia es el resultado de una decisión bien meditada; que está muy preocupado con el descenso de natalidad en el mundo y que él quiere aprovechar su fortuna multimillonaria para ayudar a que la especie humana no se extinga. Qué disculpa más mala, ¿no creen?, a mí me parece más bien que esa prole se debe a que a este tipo le gusta lo mismo que a todos.

Que le pregunten si no a Errejón y a Monedero al respecto. Madre mía, que decepción. Los tipos que pretendían tomar el cielo por asalto y resulta que no eran más que una hermandad de profesores rijosos dedicados a tocarles el culo a sus alumnas y conocidas. Lo de Errejón fue una sorpresa grande para mí, pero ya saben que cuando en asuntos de este jaez se detecta un segundo caso, el tema deja de ser excepción y se convierte en tendencia. Ya hablaremos en otros textos de la situación actual (penosa) de la izquierda en el mundo. Porque yo llevo ya tiempo alertando del auge de las propuestas de ultraderecha, que se van imponiendo de forma imparable, ganando todas sus contiendas por incomparecencia del contrario.  

En fin, que menudo mundo este que viene para las nuevas generaciones, con Trump, Elon, Putin, Xi JinPing, Milei y tantos otros, listos para jugar con el poder omnímodo que les hemos delegado con nuestros votos. Yo lo siento por mis hijos; a mí ya me va a pillar muy mayor y habiendo disfrutado de décadas de paz y tranquilidad. Pero también quiero decirles que no dramaticen. El ser humano ha salido de épocas peores. Por ejemplo, yo terminé mi carrera en los 70 y por entonces, los ingenieros de Caminos se tenían que ir a Sudamérica y otros lugares para poder hacer obras. Cuando llegó la democracia y los fondos europeos, todos pudieron volver a casa y ganarse la vida normalmente. Y mucho antes de eso, la miseria se extendía por todos los países y los jóvenes con imaginación y sin una familia detrás que les apoyara, las pasaban canutas.

A este respecto, les cuento una anécdota que quizás ignoren. Tal vez hayan ustedes oído hablar del gran Erik Satie. Fue un artista normando de finales del XIX, que se fue joven a París a desarrollar una carrera multidisciplinar, puesto que está considerado el padre de la música moderna, precursor de Debussy, Stravinsky, Ravel y otros, además de inventor del teatro del absurdo. Pero hasta que sus composiciones empezaron a ser conocidas y valoradas, se tuvo que ganar la vida como músico de cabaret. En esos años, convivía con un amigo pintor en un apartamento minúsculo en Montmatre. Y su miseria era tanta, que debían compartir el único par de pantalones que tenían (él mismo lo contó en sus memorias). Es decir, que Satie se pasaba toda la noche tocando en cafetines para sacarse unos céntimos y, cuando llegaba reventado a su casa de madrugada, le pasaba los calzones a su colega para que fuera al estudio donde pintaba todo el día. Aquí una imagen de este señor, de cuando ya se hizo famoso y se pudo ganar la vida por sí mismo.  

Así que menos quejarse y más luchar como Bernie Sanders. Yo, a mis años, hago lo que puedo, practico running y yoga, mantengo este blog, viajo por el mundo, leyendo y cuidando a los amigos. Y muy atento a la escena musical madrileña. Por ejemplo, este sábado acudiré a la Sala Rockville a ver de nuevo a los Pure Tones de mi colega Críspulo el batería. Y ya les informaré de los siguientes conciertos de interés que vengan. A mí no me habrán oído quejarme mucho. Lo que pasa es que, como dice Críspulo, todos queremos el cochino gordo, pero que pese poco para que sea más barato. Refrán cojonudo de la zona extremeña. Los chicos ahora no conciben un piso sin lavavajillas y aire acondicionado. Al piso de Satie en Montmatre les mandaba yo una temporadita, para que supieran lo que es la lucha por la vida. Hala, que sean buenos y que sigan muy atentos, que no sabemos hasta donde se va a joder la historia que se nos viene encima. Chao.

¡Huy! Perdón. Me he puesto a repasar el texto y he recordado que les había prometido mostrarles mi imagen ya nunca más de solitario, sino haciendo tranquilamente las cucharitas. Aquí la tienen, mis disculpas.

viernes, 14 de febrero de 2025

14. Por San Valentín, el frío toca a su fin

Bien, aquí me tienen de nuevo en pleno día de San Valentín, disfrutando de un tiempo casi primaveral, y creo que ya toca que continúe informándoles de mis andanzas y afanes. Mi anterior post surgió del subidón de recuperar mi ordenador completamente rejuvenecido y con él la posibilidad de contarles mis peripecias vividas durante el mes de aislamiento digital en el que no pude escribir mis posts como era debido. He de decirles que el Lenovo, que yo daba por fenecido, resucitó, se levantó y anduvo como el Lázaro de la Biblia y ahora tengo a mi disposición un device cojonudo con el que a lo mejor un día hasta puedo aumentar la frecuencia de publicación de mis paridas diversas. Solucionado el tema del hardware, ahora estoy en pleno proceso de cambio de proveedor digital, hasta las cejas de aguantar que los de Orange me sigan timando.

Recapitulando, les recordaré que, antes de emprender mi viaje de vuelta al mundo, yo me acerqué a la tienda de Orange en la que tenía contratados el WiFi por fibra y los datos para el móvil, para contarles mi proyecto y les mostré mi preocupación por lo mal que me funcionaba el móvil en el extranjero, donde a menudo me quedaba colgado en la calle sin poder usar el Google Maps, que sólo me funcionaba en los hoteles con Wifi, donde obviamente no lo necesitaba. Me dijeron que mi móvil Huawei era ya un poco viejo y que ellos me ofrecían otro nuevo sin entrada, pagando una pequeña cuota mensual. Piqué, cual pancho del puerto coruñés, y me dieron un nuevo móvil de la misma marca, que ahora ha de llamarse Honor y no Huawei por mor de las guerras comerciales con China.

Muy pronto comprobé que el nuevo móvil me ofrecía más o menos las mismas prestaciones que el viejo. Mis tribulaciones empezaron en Kyoto, donde las pasé canutas a cuenta de la mala cobertura de Orange que había en la ciudad. Fui más o menos capeando el temporal, hasta que llegué a los USA y allí fue todo un desastre. El móvil, literalmente, se murió. He de reconocer que Orange dispone de un servicio de atención al cliente por Whatsapp que funciona muy bien. Puesto en contacto con ellos, me intentaron ayudar, pero no había forma. Era imposible que yo empezara a tener una cobertura mínima que me permitiera hacer pagos on line para reservar hoteles o vuelos, porque mi banco me enviaba un código pin de confirmación del pago, por medio de un sms que nunca me llegaba.

Los del servicio de atención investigaron y descubrieron que yo tenía (y sigo teniendo) una tarjeta SIM arcaica, de hace unos doce años. En concreto, es una tarjeta 2G. Y en los USA, tanto las 2G como las 3G, las han eliminado y ya no valen. Es decir, que el problema que yo había detectado en mis anteriores viajes a París o Londres, no se debía al móvil sino a la tarjeta SIM. Pero ellos se habían apresurado a venderme un móvil nuevo que no me hacía ninguna falta. Les pregunté a los del servicio de atención qué podía hacer. Su respuesta: en cuanto vuelva usted a España, cambie enseguida su tarjeta 2G por una 5G. Les prometí que, no sólo cambiaría de tarjeta SIM, sino también de compañía, visto lo visto. A lo que el tipo me contestó que lamentaba mi decisión y esperaba que la reconsiderase.

Ya de vuelta, volví a sufrir los mismos problemas, no sólo en Ámsterdam y en Atenas, sino también en Asturias, que manda carallo. Lo que pasa es que esto de cambiarte de compañía es algo que hay que hacer con prudencia, de forma meditada, y yo quise esperar a que vinieran mis hijos por Navidad y me aconsejaran al respecto. Pero ya entre medias constaté que estaba pagando al mes 73€ y eso es una verdadera estafa. ¿Por qué pago tanto? Pues por lo de siempre, porque uno no puede contratar con Orange sólo lo que quiere, sino que te ofrecen un paquete completo, engordado con prestaciones que uno no quiere. Por ejemplo, una línea de teléfono fijo, que yo no necesito; ni siquiera me sé el número, ni lo conoce ninguno de mis contactos. Por no tener, ni tengo el aparato que me dieron, que mantuve desenchufado un tiempo hasta que me harté de verlo en la estantería y lo llevé al punto limpio.

Otras cosas que no quiero: una segunda línea de móvil. Y la posibilidad de contratar una plataforma para ver la Televisión Orange (ya les he contado que yo he vivido toda mi vida viendo los partidos de futbol por la tele gratuitamente, que luego me apunté a lo del pay per view hasta que lo eliminaron y que no quiero ser de ninguna plataforma que me ofrezca un 90% de bazofia audiovisual). Y, además de todo eso, el paquete incluye una suscripción a Netflix. Esto sí que lo he usado y con bastante asiduidad pero, al volver de mi vuelta al mundo, me encontré con que me ponían anuncios en medio de la película, lo que me parece un verdadero insulto. Todas estas cosas, más los plazos del terminal que me vendieron, totalizan los 73€. Y resulta que hay ofertas por ahí, ceñidas exclusivamente a lo que yo necesito, por 30 o 40.

En Navidad, mi hijo Lucas, que es un friki de la informática, me dijo que le preguntaría a un amigo suyo francés aún más friki. La respuesta de este friki al cuadrado fue categórica: dile a tu padre que contrate con DIGI; son los que ofrecen una mejor relación precio-calidad. Después de ello he consultado el tema con otras personas y he descubierto que varios de mis amigos tienen DIGI y están encantados, como por ejemplo Boni, que junto con África acoge en su casa a Tarik Marcellino el tiempo que haga falta cuando yo me voy de viaje. O Ed, mi profesor de inglés. Hasta Henry Guitar está a un tris de cambiarse a DIGI, por consejo de su yerno, que es otro friki de la informática. Y encima, DIGI es uno de los patrocinadores del Deportivo de la Coruña. La decisión estaba clara.

Una de las razones por las que DIGI es un proveedor tan barato es porque no tiene tiendas físicas. Todo funciona on line, salvo algunos agentes que tiene en pequeñas mesitas en las tiendas de MediaMarkt y otros lugares. Buscando una cercana a mi casa, acabé visitando el MediaMarkt de Goya en donde me atendió una chica venezolana muy solvente. Le dije que sólo quería WiFi en casa y datos en mi móvil y me organizó una oferta sólo con eso por 30€ al mes. Pero tenía que ir a la tienda de Orange para que me dijeran las condiciones en que puedo marcharme de la compañía. Como me esperaba, tengo un par de servicios con permanencia, por los que he de pagar 58€ por dejar cada uno de ellos antes de lo comprometido. O sea, 116€. Más 38€ que me quedan de pagar del móvil, total 154€. Teniendo en cuenta que con DIGI me voy a ahorrar 43€ al mes, en cuatro meses ya habré amortizado el gasto.

Ayer por la tarde fui a ver de nuevo a la venezolana y firmé el contrato. Ya les iré contando. Por descontado que, una vez que los de Orange saben que me voy, me están bombardeando con ofertas. Que dentro de un mes puedo cambiar a una tarifa más barata. Que una segunda fibra para mi casa o la casa que les indique, por 9,95 al mes. Que una tercera línea de móvil por 5€ más al mes. Que una freidora de aire de marca Xaomi por 4€ más al mes. Todo ello sin entrada. Una panda de cabrones. No se han enterado de que me quiero ir de Orange porque he descubierto su juego. Y que necesito mandarlos a la mierda por pura salud mental. Y también me están llamando a todas horas de otras compañías, como Lowi, Jazztel, Yoigo y hasta de ¡¡¡Pepephone!!! Ya ven cómo corren las noticias en el mundo digital. Basta que digas que te quieres cambiar de compañía para que te abrasen a ofertas.

Esta historia no me ha distraído de mis otras ocupaciones e intereses. Por ejemplo, sigo yendo al yoga y mi sensación es que la nueva academia a la que llevo acudiendo desde principio de año es mucho mejor que la anterior. Los profesores son mejores, salvo mi querida Elena que me enseñó todo lo que sé y que dejó la antigua academia harta de que la explotaran. Desde que ella se fue, las cosas ya no fueron igual. Por cuestiones de turnos y profesores que me gustan más, estoy yendo a hacer yoga los martes por la tarde y los domingos por la mañana. Eso me permite bajar a correr al Retiro los viernes, disciplina que voy llevando con cierta regularidad. Cuando se ponga en funcionamiento el nuevo polideportivo de la calle Fúcar, a la vuelta de mi casa, tal vez sustituya la carrera por sesiones de natación, que dicen que son más adecuadas para las edades que voy teniendo. Pero para eso faltan por lo menos dos años.

Esta mañana he bajado a cumplir con mi carrera programada y me he encontrado muy bien. También sigo con algunas actividades lectivas, como mi colaboración con el curso de Urbanismo de quinto de la ETSAM, que dirige mi amiga Sonia de Gregorio. Uno de estos jueves participé en una actividad en la asociación de vecinos del Barrio de Comillas, donde los alumnos presentaban sus trabajos finales sobre el barrio a los vecinos que quisieron acercarse. Fue un acto muy interesante, por comprobar cómo se unen las ideas de gente de veinte años con los anhelos y esperanzas de vecinos básicamente mayores; viejos luchadores de tiempos mejores, como los que se pueden ver en la película El 47, que ya les he recomendado. La asociación regenta un local pequeño en el que al final recogimos todas las sillas y montamos una mesa central para un piscolabis modesto.

En este sentido, el domingo pasado acudí a la sala Rockville para asistir a la actuación de mi querida y admirada Ghalia Volt, la guitarrista belga que sigue la onda de Samantha Fish y cuyas guitarras custodié en mi casa mientras ella volvía a los USA donde vive, para una minigira en la que podía usar los instrumentos que guarda en su casa de nueva Orleans. Me encontré con ella a la entrada y me dio un abrazo muy cariñoso. Después, el concierto fue fabuloso. Esta vez no venía en su versión one woman band, sino con su grupo, que se compone de un teclista y un batería muy buenos. Les voy a mostrar un par de vídeos que le grabamos ese día. Hablo en plural porque acudí en un pequeño grupo, con Henry Guitar y Críspulo el batería. Con este último me hice alguna foto que también les muestro. El sonido de los vídeos es el previsible para estar grabados en un móvil Honor de oferta.




En este último vídeo se puede observar la presencia del veterano bluesman hispano Javier Vargas, el lider de la Vargas Blues Band, que asistió al concierto y al que Ghalia invitó a subir al escenario para tocar con ella un par de temas. A la entrada habíamos quedado en vernos después para tomar una cerveza, pero al final del concierto la vi tan cansada después de hora y media de dejárselo todo en el escenario, que la dejé tranquila para que descansara, que al día siguiente tenía que salir de viaje a continuar su gira. Eso sí, antes de despedirnos nos hicimos una foto que también les muestro.

Por cierto, hablando de conciertos, esta tarde/noche voy a la sala pequeña del WiZink Center a ver a mi colega Ramoncín, que me ha hecho llegar una invitación para un show cuyas entradas costaban 33€. Hace mucho que no le veo en directo y no tenía mejor plan para hoy. Además, me resulta bastante entrañable ver a un rocker de casi 70 que sigue con la misma ilusión que a los 20. Aquí el cartel del evento.

Pero mientras yo ando metido en todas las historias que conforman mi vida de jubilado hiperactivo, por los mentideros patrios anda todo el mundo revolucionado con diversas noticias, como el curioso caso de Karla Sofía Gascón. Esta señora, hace unos diez años era señor y se ganaba la vida como actor de culebrones en México. Y circula por ahí una autoentrevista que se hace él mismo en ese tiempo, donde, dicho sea con todos los respetos, demuestra ser un tontorrón, o un sinsustancia. Abajo se la pongo, no hace falta que la vean entera si no quieren, basta con que escuchen el tonillo estúpido con el que este zagal habla sobre sí mismo. ¿Quiere decir esto que ahora es una tontorrona? Yo no me atrevería a asegurarlo. Después de un proceso tan duro como un cambio de sexo y con muchos más años a su espalda, puedo admitir que se haya vuelto alguien con más profundidad emocional. Aunque, como dicen en Soria, el que nace gordo, tontería que lo fajen. Aquí el vídeo de la autoentrevista.

El caso es que este señor, después de mucho tiempo de aislamiento mediático debido a su proceso de cambio de sexo, reaparece convertido en señora estupenda, a la que se le aparece Dios en forma de papel de narcotraficante que quiere también cambiar de sexo y condición. He visto la película y les digo mi opinión sincera. El film tenía para mí dos problemas que me hacían ir a verla con prejuicios. El primero: es un musical. Y a mí se me hace bastante disuasorio que los personajes empiecen a cantar en medio de una escena y dicha escena se convierta en videoclip durante un rato. Pero he visto algunos musicales brillantes, como West Side Story, o Cabaret. En este caso, he de decir que las escenas que derivan a videoclip son todas pasajes que muestran ensoñaciones de un personaje determinado, lo que salva el problema.

Mi segundo reparo previo: la historia es totalmente increíble. Eso pensaba yo, y lo sigo pensando. Pero, si uno acepta creerse esto que se plantea al principio de la película, pues la verdad es que el guion es muy bueno, la puesta en escena fabulosa, la escenografía, los actores, los diálogos. Todo es muy bueno. Pero la película fue llevada al festival de Cannes y obtuvo el primer premio. Y Karla Sofía se vio premiada también como mejor actriz. Ahí inician ambas una carrera de reconocimientos internacionales (entre ellos los respectivos Globos de Oro de Hollywood), en donde todo el mundo resalta que es el primer caso de actriz trans que lo logra. ¿Cómo interpretar esto? Pues, sin desmerecer del papel de Karla en la película de marras, a mí me parece claro que los diferentes jurados se quieren hacer los modernos y apoyar esta historia de que cada uno elija el género que desee, aunque ello lleve a complicados y arduos procesos quirúrgicos y hormonales que, al menos a mí, me parecen terroríficos: si yo me sintiera mujer, créanme, yo me quedaba como estoy, para no tener que pasar por todo eso.

Pero ese afán de modernidad progre (no me gusta nada el término woke) se encuentra con un afán simétricamente contrario: el de los conservadores a ultranza que quieren que este tipo de transiciones se prohíban (Trump lo ha decretado ya con su rotulador ancho). Y entonces empiezan a escarbar en su pasado. Y encuentran que la buena de Karla Sofía, no sólo ha transicionado de hombre a mujer, sino también de tontorrón a persona con algo más de fundamento. Y resulta que en esta segunda transición se ha olvidado de borrar los antiguos tuits con los que se acercaba a opiniones que Vox consideraría acertadas. Todo esto me lo estoy imaginando, por supuesto, pero ahora les pido que vean otra película, que también está nominada al Óscar. Me refiero a Cónclave.

En esta segunda película, se narra el proceso de elección de Papa, por el procedimiento predemocrátrico que se muestra al exterior en forma de fumatas negras y, la última, blanca. Durante las primeras votaciones, el cardenal que marcha destacado en primer lugar es un africano del Congo. Y las fuerzas conservadoras de la Curia se ponen a escarbar en su pasado, encuentran a una mujer con la que tuvo una relación hace décadas, la localizan, la traen a Roma, consiguen que se la contrate como monja de las que ayudan en el cónclave y provocan que le monte un numerito delante de todos los cardenales. Que, naturalmente, yo no lo vuelven a votar. Pues esto es lo mismo. Para la industria del cine, y más en estos tiempos del señor Trump, sería un escándalo inasumible que el Óscar a la mejor actriz recayera en un trans. Un escándalo similar al que provocaría un Papa negro del Congo. Y los comentarios de esta señora, de los tiempos en que era un tontorrón, han arruinado ya la posibilidad de premio y seguramente toda su carrera.

Esa es mi interpretación del asunto. Porque los comentarios descubiertos, no son tampoco para tanto. Ni comparación con los del señor Trump, que dijo que a las mujeres había que agarrarlas por el coño y que si él mataba a alguien de un disparo por las calles de New York, no le pasaría nada. Comentarios como estos no han impedido que le voten 77 millones de norteamericanos, muchos seguramente satisfechos de que a Karla Sofía no la dejen ni entrar en la fiesta de los Oscar. De hecho, ya se vio excluida de la de los Goya el otro día. Y, hablando de Trump, ya voy a dejar para otro día mis comentarios sobre sus barrabasadas. Sólo diré que nada de lo que está haciendo me sorprende lo más mínimo. Este señor es colérico, vengativo y gran actor de reallity shows. Y está ahora como pez en el agua, con todo el poder en la mano. Digamos que ha agarrado al poder por el coño.

Aquí en nuestras tierras patrias, en donde ya les he dicho, después de dar la vuelta al mundo, que es el lugar en que se vive mejor del mundo, tal vez junto con Italia, Grecia y el sur de Francia, pues seguimos con nuestras pequeñas pendencias que no interesan para nada a la población. Es ciertamente increíble que al novio de Ayuso lo pillen defraudando a Hacienda, lo denuncien y todo ello derive en un proceso contra el fiscal que le persigue con la Ley en la mano. Pero así son las cosas y he encontrado un vídeo que circula por ahí en el que el portavoz del grupo Adelante Andalucía, con el gracejo propio de esas tierras, desgrana toda esta historia y también la de que todavía no se sepa quién era ese M.Rajoy que recibía sobres de mil duros en negro, según las cuentas de Bárcenas. Dice el principal sospechoso que nada impide que se trate de un tal Manolo Rajoy. El vídeo es largo, obviamente sesgado, pero desternillante.   

En este lodazal en que se ha convertido la política nacional, yo creo que Vox lo está haciendo muy bien. Su paso más criticado, por el que se salió de todos los gobiernos autonómicos que compartía con el PP, está resultando ahora el más brillante. El poder es algo que comporta rebajar expectativas, moderarse de alguna manera y a Vox le conviene más estar fuera y seguir negando la mayor. A Trump le ha dado buen resultado, y a Milei y otros. Abascal corre el riesgo de que le pase lo mismo que al nefasto Albert Rivera, que le salga el sorpasso por la culata. Pero esa es su apuesta y le puede salir bien porque después de la victoria de Trump ya nadie se corta de votar a este tipo de partidos e ideologías.

Y, mientras todo esto sucede y da tanto miedo, yo sigo a lo mío y les voy a despedir con el primer corte que se ha publicado del nuevo disco de Samantha Fish que tiene previsto publicarse en abril. Abajo se lo pongo en rigurosa primicia. Escúchenlo, Sam sigue cantando muy bien y termina en un crescendo acelerado de su guitarra ciertamente espectacular. Samantha, igual que yo, sigue a lo suyo y yo no sé de dónde ha sacado el tiempo de grabar este nuevo trabajo, entre gira y gira. Por cierto, el pasado 30 de enero nuestra diva cumplió 36 añitos. Quién los pillara. Lo dicho: que sean buenos.

domingo, 2 de febrero de 2025

13. Listo para ser cocinado

Pues aquí me tienen de nuevo, renacido después de casi un mes de hibernación informática, disfrutando de mi Lenovo completamente reparado, saneado y formateado, de modo que es exactamente como si me hubiera comprado uno nuevo. Fui a la tienda a recogerlo y me lo encontré inmaculado, yo creo que hasta le habían sacado brillo. Y desde entonces estoy como niño con zapatos nuevos, o como adolescente con su nueva Xbox. Lo que pasa es que, igual que cuando uno saca un filete del congelador, hasta poder empezar a cocinarlo ha de cumplir una serie de requisitos que se llevan su tiempo. Si nos entra la prisa y ponemos por ejemplo el filete directamente sobre el radiador de la calefacción, lo más probable es que lo desgraciemos. Yo he debido agotar los plazos, cumplir los procesos y reprimir mi ansiedad, hasta volver a la situación de partida. Primero visité a mi amigo friki, que me instaló la versión pirata del Windows 16, después he recuperado los archivos que había guardado en un disco duro externo. Y ya estoy listo para ser cocinado.

Pero durante ese tiempo de hibernación digital, no he permanecido ocioso, ya saben ustedes que hasta me he hecho un corto viaje a Atenas, del que incluí un par de fotos en uno de los posts que perpetré malamente, ayudándome del teléfono móvil, para que esta tribuna no sufriera una desconexión fatal y se fuera a la mierda. Porque los blogs, como las plantas, hay que regarlos de vez en cuando para que sobrevivan. Una vez que se han secado ya da igual que intentes regarlos. Les recuerdo también que yo vengo de afrontar el año pasado un viaje de vuelta al mundo en el que visité a los amigos que tengo por todas partes. Esas relaciones también hay que regarlas periódicamente, para que no se desvanezcan y se pierdan para siempre, uno ha de mantener el contacto y la historia de mis amigos all over the world ha tenido en estos días una serie de feedbacks que les cuento.

En primer lugar, mi amiga chilena Valeria López me presentó en Santiago a una compañera suya de oficina que se llama Gabriela y es periodista. Con ella estuvimos tomando pisco sours por el céntrico barrio de Lastarria. Bien, pues Gabriela venía a Madrid a mediados de septiembre para hacer un máster en la facultad de Ciencias de la Información. Desde entonces hemos hablado por teléfono con frecuencia, pero no habíamos podido quedar, porque con sus actividades lectivas no encontrábamos momento y ocasión. Finalmente, en navidades, me anunció que no pensaba viajar a pasar las fiestas con su familia, porque es un viaje muy caro. Dado que se quedaba por aquí y estaba de vacaciones, nos citamos un día junto a la estatua de García Lorca en la plaza de Santa Ana, momento al que corresponde la foto que les adjunto. 

Desde la plaza iniciamos un tour gastronómico que empezamos en La Venencia con un par de manzanillas, continuamos en La Casa de las Torrijas, donde mi amigo Andriw, camarero colombiano del lugar, nos sirvió unas torrijas fantásticas con sus correspondientes chupitos de vino dulce. Y la rematamos en la Taberna de Antonio Sánchez con unas berenjenas con miel de caña para chuparse los dedos. Con esta excursión por lugares emblemáticos que la chica no conocía, cumplí mi misión de cicerone, de forma que ella pueda ahora presumir con sus amigos de buena conocedora del Madrid profundo. El bueno de Andriw nos hizo las fotos que ven abajo y le mandamos todas ellas a Valeria con nuestros mejores deseos para el año nuevo.


Dentro de mis mensajes a los amigos foráneos, yo suelo pedirles fotos de sus niños, los que los tienen y les voy a mostrar algunas, empezando por el súpersimpático Ryan, el hijo de mi querida amiga Shannon, de Los Ángeles, que le ha puesto por nombre su propio apellido de soltera. Con este crío, que aún no tiene ni un año, hice yo muy buenas migas, como pudieron ver en mi blog. En esta foto se muestra con el reglamentario gorro de Navidad. Por cierto, he estado en permanente contacto con Shannon con motivo de los terribles incendios que han asolado su ciudad. Shannon ha sufrido la pérdida de uno de sus tíos políticos, además de tener que presenciar cómo se calcinaban completamente dos casas de la familia en la zona de Malibú. Me cuenta también que la zona de bosque por la que hicimos senderismo y el precioso camino hasta llegar al lugar, ya no existen, han quedado arrasados. Vean al bueno de Ryan, ajeno a las tragedias que le iba a traer a su familia el año nuevo.

En eso consiste la vida, en caer y volverse a levantar. Shannon es fuerte y se recuperará de todas esas desgracias. En paralelo, mi buen amigo Radclife Dacaunay, arquitecto del área de urbanismo de Seattle, a quien apenas pude ver un par de horas en mi viaje, me manda también fotos de sus hijos. Conocí a Radclife en 2017 en el workshop de C40 de Portland (Oregon). Por entonces, su mujer, de origen polaco, estaba embarazada de mellizos y yo guardo toda una colección de fotos de estos críos en sus diferentes etapas desde recién nacidos. Los chicos se llaman Ziggy y Zosia y tienen ya siete años. Vean aquí su imagen más reciente, durante un viaje a París. Por cierto, yo puedo publicar estas fotos por ser este un foro minúsculo, con apenas treinta contertulios, que son de mi confianza y sé que no van a hacer mal uso de las imágenes. Si este fuera un blog de mayor resonancia, sería una imprudencia que yo publicara fotos de niños. Tal como está el tema, me podría buscar un problema. Vean aquí qué guapos son los gemelos de Radclife.

Ya sé lo que están pensando: que me encantaría ser abuelo. Pues sí, la verdad es que han acertado, aunque es un tema que no está en mi mano decidir. Los niños son una de las cosas más bonitas que hay en el mundo. Todo llegará. O no, que diría M. Rajoy. Pero por cerrar este capítulo, les recuerdo que mi amigo japonés Masafumi Koga, a quien visité en Berkeley, ya no está más en los USA. Ahora vive en Nagoya (Japón), adonde finalmente ha podido llevarse a sus dos gatos. Y allí ha nacido su primera hija, a la que ha puesto por nombre Ito, como el apellido de quien fuera su profesor en la universidad de Osaka, el bueno de Siojy Ito, con quien me reuní en Kyoto. Él también me ha mandado fotos de la familia completa y de la pequeña Ito. No sé si ya se lo he dicho, pero yo estoy firmemente convencido de que los orientales tienen los ojos achinados de tanto que se ríen.


Masafumi ya no vive en Berkeley y mi sobrino Zael tampoco está más en Lima. Mi viaje no hubiera podido ser el mismo si lo hubiera dejado para más adelante. Mi amigo Rafa, de Ciudad de México, sigue allí por el momento, pero está a punto de volverse a Madrid. Y otro de los colegas a los que visité, el gran Gonzalo López, de San Diego, me escribió para avisarme de que su amigo Paul Espinosa, antropólogo y prestigioso director de documentales, venía a Madrid a presentar un ciclo de cinco películas suyas en la Filmoteca, algo que le habíamos conseguido entre Gonzalo y yo, después de largas gestiones. Paul es un documentalista con más de cuarenta años de carrera, durante los que ha mostrado al mundo cómo es la vida de los chicanos, como se llama en los USA a los descendientes de emigrantes mexicanos (en México se les suele aplicar el calificativo despectivo de pochos).

Me acerqué a saludarlo y asistí a las proyecciones en diferentes días de tres de los cinco documentales, que me parecieron muy buenos. Especialmente el más reciente Singing our way of freedom (2018), centrado en la figura del cantautor Chunky Sánchez, que llegó a ser condecorado en Washington por su labor social en favor del pueblo chicano. No sé si es fácil que lo encuentren ustedes por las redes pero, si lo consiguen, no dejen de verlo. Explica muy bien la historia del pueblo chicano, ese que ahora el energúmeno de Trump pretende expulsar de vuelta a su tierra de origen. Cuando sucede que muchos de sus integrantes no han estado nunca en México, ni siquiera saben hablar español. El propio Paul se maneja mucho mejor en inglés, como pudimos comprobar. Vean abajo la foto que nos hicimos con un tercer amigo común en la sala de la filmoteca tras el coloquio, para mandársela a Gonzalo.

Pero la vida ha seguido también su curso mientras yo estaba sin ordenador. Y, dentro de mi entorno más próximo, resulta que en mi comunidad de vecinos han iniciado unas obras de arreglo de la fachada interior, que da al patio de manzana La obra de saneado, enfoscado y pintura la ejecuta una cuadrilla cuyos integrantes se descuelgan desde la azotea con técnicas de alpinismo y, así colgados en el aire, van completando las sucesivas tareas, intercaladas por pausas para fumarse un pitillo que debe de saberles a gloria, así flotando en el vacío. La cosa es tan llamativa que les he hecho algunas fotos y hasta un vídeo para que vean cómo se desempeña esta gente.



En esta última, ciertamente inquietante, pueden ver cómo el operario apoya su bota directamente sobre el cristal de mi ventana de la cocina. Como se pueden imaginar, este trajín, que dura ya más de un mes, le tiene muy preocupado a Tarick Marcellino, que reacciona a las distintas situaciones observando inquieto lo que sucede detrás de la ventana, o corriendo a esconderse debajo del sofá más seguro. Las fases de inquieta vigilancia me han permitido sacarle unas fotos en las que se capta toda su preocupación. Véanlas y díganme de verdad si han visto alguna vez un gato más guapo y más expresivo.


Hablando de obras, mi barrio y la ciudad entera están levantados. Hay obras por doquier. Esta es una cosa que tiene muy clara el señor Almeida, a punto de ser padre: las obras son un asunto clave para la economía capitalista. Sirven de motor económico y dan trabajo a la gente. Aunque no sirvan para nada más. Les voy a poner un ejemplo, ciertamente surrealista. En el parking de residentes del Reina Sofía, donde yo guardo mi coche, han tenido el acceso peatonal norte cerrado por obras durante un par de semanas. Terminada la obra, resulta que lo que han hecho es cambiar el pavimento del descansillo de la planta menos uno, para instalar una hilera de baldosas de las que se ponen en las aceras para orientar a los ciegos (toda la ciudad está llena de estos pavimentos tan molestos para los que no tenemos problemas visuales).

Y dirán ustedes: ¿es que los ciegos pueden conducir y por eso necesitan esas guías en el suelo para llegar hasta sus vehículos? Pues es obvio que no. Es una obra inútil. Pero detrás de ella hay una empresa que factura por su trabajo. Y una serie de currantes que mantienen su empleo, por no hablar de los diferentes intermediarios, como el aparejador o el gestor jurídico (no creo que para esto se requiera la firma de un arquitecto). Además, el Ayuntamiento hace caja, por la licencia, y el Estado también, por el IVA. Es decir, que los miles de pequeñas obras que se hacen en la ciudad, engrasan el sistema económico y laboral. Con cosas como estas, Madrid va bien y España también va bien, como en tiempos de Aznar.

El problema de esto es que nuestro país vive de dos sectores que no crean riqueza real: la construcción y el turismo. Hay que construir y construir todo el rato, para que la poderosa industria inmobiliaria no entre en crisis. Y lo del turismo ya es una locura universal que nos tiene atontados, como los teléfonos móviles, y que además es totalmente tóxica para nuestros barrios. En el mío, ya no se puede salir entre la tarde del viernes y la del domingo: las aceras están atestadas de hordas de turistas pedorros arrastrando los troleys de sus maletas, en los bares no se puede entrar y ante los edificios de interés y lugares de ocio famosos se forman unas colas monumentales. En días concretos, no se puede entrar ni al Brillante a comerse un bocadillo de calamares.

El Brillante es uno de los pocos bares originales que sobreviven; el resto se han reconvertido en dispensadores de tacos y pollo frito, pizzerías de take-away, restaurantes asiáticos y panaderías donde te venden supuestos panes de masa madre (que en realidad son de masa de su puta madre, con perdón). Y los pisos de alquiler terminan por expulsar a sus inquilinos, que no pueden soportar la competencia del airbnb. Los que somos propietarios, vamos sobreviviendo y podemos disfrutar de la ciudad en los días no festivos, cuando todavía se puede pasear por las aceras y entrar en los diferentes locales. Los turistas pedorros se mueven compulsivamente en grupos medianos, dirigidos por tipos con un paraguas en alto y un micrófono por el que el susodicho les cuenta notorias mentiras, directamente a sus audífonos. Tampoco es que le hagan mucho caso, preocupados como están de hacerse muchos selfies con la uve de la victoria y los inevitables morritos, para mandárselos enseguida a sus seguidores de Instagram.

Sucede, como ya les conté, que todos los de Ávila o Toledo (y Villarejo de Salvanés) se vienen a ver el centro y las luces de Navidad. Pero si a uno se le ocurre acercarse a Ávila o Toledo, se encuentra las ciudades llenas de madrileños, en una simetría que subraya lo absurdo del tema. Madrid es ya una cafetería gigantesca, donde todo el mundo se dedica al sector de la hostelería y restauración. Las grandes cifras económicas nos sitúan en el primer lugar de Europa, en cuanto a crecimiento del PIB. Pero somos un gigante con pies de barro, como se vio en la crisis de 2008, en donde nos quedamos a la cola. En una economía tan poco diversificada, cualquier crisis a nivel global nos machaca. No olviden que la crisis de 2008 no la generó la construcción, sino los productos financieros de riesgo que se habían generalizado en los USA. Que yo sepa, Lehman Brothers y Goldman Sachs no se dedican al sector inmobiliario. Al menos directamente.

Pero no hemos aprendido y, en estos momentos, estamos igual de expuestos que en 2007. Y con un tipo tan imprevisible y colérico como Donald Trump, cualquiera sabe lo que va a pasar. En el coloquio posterior a la primera sesión del ciclo de documentales de Paul Espinosa, le hice una pregunta al cineasta. Teniendo en cuenta que, según datos fiables, los ciudadanos USA de origen latinoamericano son unos 66 millones (sobre una población total de unos 350), es obvio que muchos integrantes de la comunidad hispana han tenido que votar al tipo del pelo naranja. ¿Cómo se come eso? Paul me dio una respuesta ponderada, en diversos apartados.

En primer lugar, en votos populares, la diferencia con Biden había sido muy corta (cuando ganó por primera vez, incluso obtuvo menos votos que Hilary). En segundo término, el porcentaje de ciudadanos censados que vota finalmente en las Generales, ronda el 50%, siendo mucho más alto en el caso de las elecciones de cada Estado. Y, lo más importante: la enseñanza en Estados Unidos es cada vez peor; produce ciudadanos ignorantes y poco formados, a los que no es difícil manipular a través de las redes sociales, puesto que todos tienen móviles y acceso fácil a estas redes, manejadas por intereses y gobernadas mediante algoritmos que te bombardean con los temas y tendencias sobre los que te has interesado previamente.

Es un análisis yo creo que certero, por parte de un chicano septuagenario y culto, que vive en el interior del monstruo. A mí, que esté Trump otra vez de presidente y sin los frenos que sufrió en su primer mandato, me da mucho miedo. A ver si, como prometió, acaba con las guerras en curso. De momento, en Gaza se ha firmado una tregua. Ojalá dure para siempre. Los de Hamas han aprovechado la liberación de rehenes para montar grandes circos mediáticos y demostrar que siguen vivitos y coleando, a pesar de llevar más de un año bajo las bombas, que no machacan más que a los civiles. Esta guerra, como todas, es un horror y quiero despedirme hoy con una imagen que no sé si han visto. Es la de una rehén israelí, a punto de ser liberada, pero todavía en manos de los enmascarados de Hamas. Su rostro creo que resume perfectamente el horror de esta situación. Sean buenos, como suelo decirles. Cierto que a veces le entran a uno ganas de mandarlo todo a la mierda y empezar a portarse muy mal, pero tengan paciencia. Eso sí: mantengan los ojos bien abiertos. Que no les engañen los algoritmos.