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martes, 10 de junio de 2025

24. El Coronel tendrá siempre quien le escriba

Les pido disculpas por el lapsus sin escribir, más largo de lo habitual en esta tribuna al tran-tran, ya de por sí escasa de producción, pero es que la verdad es que no sabía cómo empezar este post en el que debo dar noticia de otra pérdida muy dolorosa para mí, que ya está convirtiendo esta deriva en auténtica escabechina. Me estoy quedando sin amigos y me estoy quedando sin seguidores del blog, una especie en franco riesgo de extinción. Yo que ustedes, mis queridos lectores supervivientes, me plantearía muy seriamente seguir leyendo este blog, porque: mira que si voy a ser yo el gafe… La serie empezó con mi amigo Luis el Charcutero, fulminado por un infarto en marzo de 2023, hace nada, como quien dice.

En el verano de ese mismo año cayeron dos de mis mejores amigos, lectores ilustres de esta tribuna, mi colega Mariano Sánchez y mi compañero del alma Enrique Ubillos, el entrañable Amigo X de esta tribuna. Hace un año, mientras yo estaba en las antípodas en medio de mi viaje de vuelta al mundo, falleció repentinamente mi añorado Joe, mi hermano mexicano, el que tenía mejor salud de todos mis amigos. Hace apenas un mes cayó también mi compañero Parte, tras luchar durante un año con un cáncer traicionero. Y yo creía que esta calamidad iba a darme un respiro, pero no, la serie no se había terminado. Y estando en París me dieron la noticia: mi broder coruñés conocido en el blog por El Coronel Groucho dobló como los toros bravos, también derribado por un infarto.

Expresé en su día mi voluntad de dedicar un post exclusivo a cada uno de ellos, pero estas cosas, si no se hacen inmediatamente, ya se pierden en el limbo de las buenas intenciones nunca cumplidas. Trataré de enmendarme esta vez con unas líneas apresuradas dedicadas al que probablemente era uno de mis amigos más antiguos. El Coronel y yo éramos paisanos y empezamos a estudiar arquitectura en Madrid, aunque pronto vimos que el rock nos interesaba casi más que nuestra carrera, que acabamos bastantes años después, un tanto a trancas y barrancas, pero con el deseado título al final de nuestro largo empeño. Fuimos brevemente socios, pero la vida nos llevó pronto por caminos alejados, a mí por el urbanismo y su desarrollo desde la administración pública y a él detrás de la novia granadina que se echó, con la que se estableció en su Loja natal y formó una familia con tres hijos. A los dos pequeños los inscribió desde niños en el conservatorio, en pos de su viejo sueño musical.

El mayor de los dos, Alejandro, fundó pronto el grupo de rock indie Lori Meyers, de gran éxito nacional y larga carrera (a mí no me gusta el tipo de música que hacen pero no cabe duda de que son músicos de buena formación). El pequeño, Julián, es un bajista reputado que actualmente forma parte de Los Planetas, otro grupo granadino de amplio prestigio. Hace cinco años, montó un grupo llamado Checopolaco, que vino a tocar a Madrid, en el Café Berlín. Su padre viajaba con el grupo y esta fue la última vez que nos vimos, aunque no se perdía un solo post de mi blog desde su inicio. En esa ocasión lo encontré con un sobrepeso alarmante, porque no se cortaba de comer, beber y fumar sin demasiados límites. En fin, como tantos otros, el Coronel vivió intensamente su vida hasta su último día y por supuesto: que le quiten lo bailao. Incluiré a continuación unas cuantas fotos de mi querido broder coruñés, como un pequeño homenaje a su enorme persona y su enorme corazón.

Aquí en la puerta del Café Berlín, la última vez que nos vimos.

En esta otra, con alguno de los rockers granadinos, entre los que era un auténtico patriarca.

En esta, explicándole cordialmente a la señora Ana Pastor, por entonces presidenta del Congreso, las reivindicaciones de los músicos y alguna de sus pintorescas opiniones sobre el mundo, con motivo de una visita a Granada de dicha señora

Y, por último, en un acto de promoción del grupo de su segundo hijo.

Descansa en paz, querido broder, y no te preocupes, que este Coronel siempre tendrá alguien que le escriba: yo desde este blog declinante, que se está quedando sin seguidores por un proceso irreversible de extinción biológica. Hace una eternidad, en el verano de 1974, el Coronel y yo hicimos un inolvidable viaje al sur de Francia, con el gran Berto, otro seguidor ilustre de este blog, quien puso a disposición del trío su Seat 600, al que llamábamos El Tocino, porque no tenía nada que ver con la velocidad. Recorrimos toda la costa cantábrica, entramos por Biarritz y llegamos hasta donde empieza Italia. Ahora, 51 años más tarde, yo he estado recorriendo la Borgoña, un poco más al norte, en compañía de mi querido amigo Alain Sinou, que me ha alojado en su casa de campo, a unos 100 kms. al sur de París.

Para este viaje, establecimos como punto de partida la casa de mi amigo y desde allí fuimos haciendo sucesivos viajes de un día. No era esta la idea inicial, puesto que yo pensaba que pillaríamos algún hotelito y eso nos permitiría ampliar nuestro radio de acción, pero nada más llegar mi amigo me propuso esta otra variante, que nos permitía abaratar el coste de la aventura, sobre la idea de que en un pequeño radio alrededor de la casa había muchos lugares interesantes que visitar. Por cierto, el primer día Alain me preguntó si me gusta conducir y le contesté que me encanta. Entonces me confesó que a él no le gusta nada, por lo que me convertí enseguida en el chofer oficial de la pareja.

El día en que nos desplazamos hasta Chablis, en busca de uno de los vinos más valorados de la zona, el Google Maps marcaba por la noche 427 kms. de recorrido en automóvil. Y he de decirles que, para mí, que tengo un coche automático, el hecho de conducir otra vez con marchas y embrague y sin cámara trasera para aparcar, constituyó una deliciosa vuelta al pasado, que me hizo disfrutar aún más de la aventura. Aunque hicimos algunos tramos de autopista, la mayor parte de este viaje de seis días a bordo del viejo Citroen Picasso de Alain la hicimos por pequeñas carreteras rurales de la Francia profunda, en medio de una sinfonía de colores centrada en una gama de verdes prodigiosa, correspondiente a los distintos cultivos: trigo, avena, colza y otros. Empiezo por mostrarles una vista de uno de esos cultivos, que está entre un lienzo impresionista de Monet y un cuadro op-art confeccionado con acrílicos.

A continuación, les voy a mostrar algunas imágenes de los lugares más destacados que hemos visitado. Empiezo por el llamado Pont Canal. Saben que en Francia hay una red de canales espectacular, que se pensó copiar en España en tiempos de algún rey afrancesado, pero que finalmente se quedó en el pequeño trozo que se llama pomposamente el Canal de Castilla. Dentro de la red francesa, existe el llamado Puente-Canal de Briare, una estructura que permite a uno de estos canales saltar por encima del Loira. Se construyó a finales del siglo XIX, por el mismísimo estudio de ingeniería de Eiffel y es una maravilla. Les muestro un vídeo, para que vean cómo el canal salva el Loira en un puente de más de 600 metros, y un par de fotos del camino lateral y de un detalle de la base de las farolas.



Segundo punto de interés: Roigny-Les-Sept-Ecluses. Un pequeño pueblo (apenas 750 habitantes), a cuyo lado está otra obra hidráulica de mérito: las siete esclusas que dan nombre al lugar. Construidas en el siglo XVII dentro del ambicioso proyecto de conectar el Sena y el Loira con un canal navegable, salvaban un gran desnivel con un ingenioso sistema de esclusas sucesivas, que empezaron a funcionar en 1640 y dejaron de usarse dos siglos más tarde, cuando el transporte fluvial empezó a utilizar barcos más largos, que excedían el tamaño de los sucesivos estanques que separaban las esclusas, lo que propició la construcción de un canal alternativo que salvaba el desnivel mucho más gradualmente. Hoy son un motivo de visita para turistas curiosos, como Alain y yo, a quienes nos encantan este tipo de artefactos del pasado. Aquí las imágenes.



La pequeña ciudad de Montargis, cuyo centro histórico alberga una red de canales urbanos por lo que suele ser conocida como la Venecia del Norte (igual que otras dos o tres docenas de ciudades con canales). Aquí rematamos el primer día de nuestro recorrido, con unas cervezas en una terracita del Centre Ville.




La iglesia de Saint Germain en La Ferté-Loupière. Es esta una pequeña iglesia que ya no tiene uso religioso, pero que alberga un gran mural, llamado de la danza macabra, en el que diferentes personajes importantes (un obispo, un conde, un juez, etc.) bailan con esqueletos, para recordarnos lo efímero de la vida y cómo la muerte nos iguala a todos. La iglesia es del siglo XII y los murales son de finales del siglo XV y están siendo restaurados con fondos europeos. Las imágenes correspondientes.



El pueblo de Saint Fergeau, que alberga diversas iglesias románicas y góticas, un castillo gigante del siglo XVIII y una torre del reloj, edificio civil bastante común en ciudades francesas, con la calle pasando bajo él.


Un lugar realmente espectacular: el castillo de Ratilly, este sí, medieval y con una fachada impresionante, aunque el interior es modesto y consiste en una plaza en la que se realizan festivales de música. Está aislado en medio del campo y es difícil de localizar, incluso con el Google Maps. Les muestro unos detalles del interior y exterior de la Torre del palomar, para que vean lo delicado de la construcción en piedra.




Y ahora, quizá el plato fuerte de este recorrido de varios días por la Borgoña. Hablo de la Abadía de Vezelay, llamada en francés la Basilique de Sainte Marie Magdeleine. Está en un lugar mítico, un elevado cerro en el centro de la comarca, en el que se albergan los restos de María Magdalena, transportados desde el sur de Francia en el siglo XI, lo que propició la construcción, iniciada en 1034, de esta enorme edificación religiosa, convertida pronto en lugar de peregrinación. Casi en paralelo, se trasladaron los restos del Apóstol Santiago a Compostela, lo que hizo que Vezelay se convirtiera en el primer punto de inicio del Camino de Santiago. Durante algunos siglos, los peregrinos franceses que quería caminar hasta Santiago, se reunían aquí provenientes de toda Francia para empezar desde este punto su caminata.

Después se establecieron otros caminos alternativos que perviven hasta nuestros días. No hace falta que les diga que yo me creo tanto que en Compostela estén los restos auténticos de Santiago, como que en Vezelay estén los de María Magdalena. Es decir, que me lo creo cero. Pero ya saben que soy un incrédulo recalcitrante y estas cosas me producen la misma sensación que la exposición de un pelo auténtico de la barba de Mahoma en el Palacio del Tockapy en Estambul, en donde unos letreros discretos en inglés, te piden por favor que reprimas tus ganas de reírte a carcajadas. Cualquiera de estas reliquias, no resistiría el análisis de los modernos sistemas de datación de monumentos. Ni siquiera la vieja prueba del carbono 14. Pero eso no quita para que estos monumentos resulten impresionantes, con su aura de lugares míticos.



De este lugar, partieron además algunas de las Cruzadas y, al conjuro de tales eventos, surgió a su alrededor el pequeño pueblo de Vezelay, casi enteramente compuesto por posadas, pequeños restaurantes, comercios, y otros servicios a los peregrinos. Para colmo, en 1120, la víspera de la celebración de la Santa, con la iglesia abarrotada de gente, se produjo un incendio devastador, que causó la muerte de 1.100 personas y destruyó el edificio original, cuya reconstrucción se inició enseguida. Por esta abadía y el monasterio adjunto, han pasado franciscanos, benedictinos y cluniacenses, restando finalmente como iglesia parroquial, que poco a poco se fue deteriorando.

Y, en 1840, el Estado francés post napoleónico, inauguró la cultura de protección del patrimonio histórico-artístico, que nunca antes había existido y que, justo es decirlo, arrancó al mismo tiempo en las Islas Británicas. Francia estableció una política basada en fuertes subvenciones públicas y puso al frente de ella a dos personas: el escritor Prosper Mérimée, que estableció las bases teóricas del asunto y el luego famosísimo arquitecto Viollet Le Duc, que se encargó de los proyectos y la dirección de obras. Estos señores comenzaron precisamente por la Abadía de Vezelay, cuyas obras duraron veinte años, antes de dedicarse a la restauración de Notre Dame de París, cuyas obras les llevaron definitivamente a la fama. Entre lo más destacado de la restauración de la Basílica de Vezelay, están los más de 250 capiteles, todos distintos, tal como los construyó el arquitecto citado (algunos estaban prácticamente destrozados).




No les voy a cansar con más fotos. Han de saber que visitamos varios otros lugares de interés, como la ciudad de Sens, con una catedral preciosa, un Ayuntamiento y un Mercado público también hermosos, o el pequeño pueblo de Chablis, en donde se cultivan las viñas de una de las variedades borgoñonas más valoradas, porque era el vino blanco favorito de la Reina de Inglaterra y a los yanquis les encanta. Al parecer, en esta zona, en tiempos prehistóricos estaba el mar (en el centro de Francia) y Chablis está edificado en un valle con muchos restos de fósiles entre la tierra. Esto hace que la piedra sea blanca (en la mayor parte de Borgoña es gris) y que el vino que aquí se cultiva tenga ese sabor característico. Me traje unas botellas para mí, que ya me he bebido, y otras para regalar a los amigos, lo que me obligó a facturar mi maleta principal para el vuelo de vuelta. Bien, el caso es que más o menos esto es lo que les puedo contar de la parte rural de mi viaje por Francia. En la parte más urbana, pude comprobar cómo París es una ciudad cambiada, desde el punto de vista de la movilidad urbana.

En los 18 años que lleva la izquierda gobernando esta ciudad, el tráfico de automóviles se ha reducido en un 50%. París camina en la línea de Londres, Berlín, Ámsterdam, Roma y las principales grandes urbes europeas. En todas ellas gobierna la izquierda. Y nosotros tenemos la desgracia de tener al frente de la alcaldía a un incompetente: el ínclito Topillo, que todo lo soluciona cerrando el parque del Retiro. Este año la Feria del Libro ha sido un desastre, porque el Ayuntamiento cerraba el parque cada dos por tres. En realidad, una de las mayores diferencias entre la izquierda y la derecha es actualmente la política cultural. Para estos ignorantes, la cultura la representa el señor Vaquerizo, que no hace mucho se escorromoñó contra el suelo en medio de un festival extremeño que, no por casualidad, se llama Horteralia. Vean que no los engaño.

Lo dicho: no sé cómo podemos tener por alcalde a un tipo tan feo y tan poquita cosa. Y sin ningún plan o idea de ciudad, salvo seguir cerrando el Retiro. Pero esta es una desgracia merecida por los madrileños. Porque la primera vez este señor ganó de chiripa. Pero la segunda obtuvo mayoría absoluta. Y ¿saben por qué? Ya se lo he dicho muchas veces: por incomparecencia del contrario, en términos deportivos. Los candidatos que puede presentar la izquierda son todavía peores. Y así nos va, con el tráfico bastante colapsado y nuestra ciudad en los puestos más bajos dentro de los rankings de bike friendly, es decir facilidad para moverse en bici. Pero he olvidado mostrarles unos selfies de ambas partes del viaje, antes de continuar con otros temas. El primero con mis hijos en París y los otros dos con el gran Alain Sinou, por las tierras borgoñonas adelante.



Este viaje fastuoso que les he resumido aquí, es el primero de los cinco que tengo planeados este verano. Para el segundo, que ya se anunciará en su momento, queda todavía un mes. Justo hace un año, yo andaba por ahí dando la vuelta al mundo, en concreto, en mi fase brasileña, que fue una delicia. Pero este sábado, mi vida afronta otro punto decisivo: el concierto de Samantha Fish en el Joy Eslava, el primero que da en Madrid y el séptimo suyo al que acudiré, después de Cazorla, Jerez de la Frontera, Bruselas, París, Londres y Melbourne. Desde aquí les vuelvo a sugerir que asistan si pueden a este acontecimiento. Por 35 euros pueden presenciar un genuino espectáculo de rock and roll en estado puro, con una estrella que se lo deja todo en el escenario y que, si las cosas van como deben ir, dentro de poco habrá que pagar mucho más por verla.

Así como de regalo, les pido que vean un video grabado por esta señora con una guitarra acústica, con dos canciones típicamente suyas, para la página Web KNXS. Entre una y otra bromea sobre que lleva una chaqueta nueva de cuero que le está molestando en el brazo, por lo que opta por quitársela de ese brazo. Anímense, hombre, pocos espectáculos como este pueden verse actualmente en el universo blues. Sam es la reina blanca del rhythm’n blues y la podemos ver en directo apenas a media hora de nuestras casas. El viernes participa en el BBK Blues Festival de Bilbao, el sábado, como les digo, en Madrid y el domingo cierra la parte española de su gira europea con una última actuación en el Razzmatazz de Barcelona. Aquí el vídeo.

Imagino que a Sam no le pondrán pegas para volver a su país, como se está sugiriendo con Bruce Springsteen, Robert de Niro o Neil Young. La situación en América es grave y las protestas en Los Ángeles son serias, con toque de queda y la Guardia Nacional aporreando a los manifestantes por el Sunset Boulevard. Hace 15 años, el grupo de punk rock Against Me se anticipó a su tiempo y publicó un vídeo en el que se ve como se persigue y detiene a su líder, guitarrista y cantante. Entonces parecía ciencia ficción que algo así sucediera en el paseo marítimo de la playa de Venice, un paseo que yo recorrí entero en mi primera visita a la ciudad en 2018. Pero ahora, esta escena es perfectamente posible. Les dejo con este vídeo. Sean buenos y estén vigilantes; por aquí las cosas no están igual de mal gracias a que Sánchez resiste y no tiene intención de irse antes de 2027. Para entonces, que nos pillen confesaos.

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