Me dice un seguidor de este blog
(uno de los pocos que me quedan) que estoy muy politizado últimamente. Es
verdad, pero ¿es que la situación te deja otra opción? A nivel internacional, nacional y local, hay que
situarse en un lado o en otro, no te dejan alternativa. Y yo tengo claro desde
siempre en qué lado estoy. Y no me vale eso de decir que no soy de izquierdas
ni de derechas; los que dicen eso suelen ser los más de derechas, los más
conservadores, o los más miedosos. Yo podría proclamar: a mí todo esto ni me va
ni me viene, yo estoy a lo mío, al rock’n roll, al blues, al yoga y a mis
viajes maravillosos. Vale, pero también me preocupa mucho la situación nacional
e internacional. Ya les he dicho muchas veces que no soy un analista político,
que no es ese para nada el objeto principal de esta tribuna. Pero no es menos cierto que,
colectivamente, tenemos una tortícolis de la hostia, de tanto mirar para otro
lado para no ver la realidad, o hacer como que no nos atañe.
Así que, una vez más, empezaré
por unos mínimos comentarios, antes de contarles mis peripecias personales de
los últimos días, tan jugosas como de costumbre y mucho más divertidas que esta
actualidad de mierda que nos tiene acojonados, en medio de una ola de calor insufrible.
Tanto en el ámbito internacional como en el más doméstico, estarán de acuerdo
conmigo en que las personas, normalmente, son lo que parecen y parecen lo que
son. Donald Trump tiene un aspecto y una gimnasia gestual de animal de pezuña,
de energúmeno, de matón de barrio, soberbio, intolerante, pendenciero y putero.
Y es todas esas cosas. A mí no me
sorprende nada de lo que está haciendo, incluso el bombardeo de Irán la noche antepasada. Veremos si no termina por liarla parda. Y este señor era el que presumía de que él no había iniciado ninguna
guerra, como Biden, y soñaba con que le dieran por ello el Nobel de la Paz.
Trump va de la mano con el genocida Netanyahu, un tipo al que están esperando los tribunales de su país para meterle en el trullo por corrupciones y estafas diversas, lo que sucederá en cuanto deje de ser primer ministro y pierda su actual aforamiento. Y, además, es muy torpe, porque, después de arrasar la franja de Gaza entera, no ha logrado ni acercarse al lugar en donde Hamas sigue manteniendo a sus rehenes. Y estamos hablando de un territorio de 365 kilómetros cuadrados, menos de la mitad de la Comunidad Autónoma de Madrid. Como sus servicios de inteligencia son miopes y no cazan a un guerrillero de Hamas ni por error, el señor Netanyahu se dedica a masacrar a la población civil (ya lleva 55.500 muertos). Además de los tribunales de su país, le está esperando también el Tribunal Penal Internacional, para que responda a la acusación de genocidio, para lo que ha emitido una orden de busca y captura que le impide ahora mismo viajar a numerosos países del mundo. Así que sólo le queda seguir atacando, destruyendo y matando. Y este señor será también el culpable de crear generaciones y generaciones de nuevos fundamentalistas islámicos y de que el antisemitismo se propague por todas partes como pólvora prendida.
Ante el ataque de antenoche a
Irán, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, otro que lleva en la cara lo
que es, ha dicho textualmente: La
irresponsable decisión de someter el territorio de un Estado soberano a ataques
con misiles y bombas, independientemente de los argumentos utilizados, viola
gravemente el derecho internacional, la Carta de las Naciones Unidas y las
resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, que previamente calificaron inequívocamente
tales acciones como inaceptables. Fin de la cita. Tendría que haber añadido:
¡Si lo sabré yo! Porque no otra cosa es lo que lleva haciendo el señor Putin desde
hace más de tres años en Ucrania. Una guerra sin visos de acabarla (Trump
prometió hacerlo en 24 horas) y ante la que, por cierto, no he escuchado una sola palabra de condena de Pablo Iglesias (ni de Ortega, Maduro o Kim Jong-un). Un mundo
polarizado al máximo, que nos lleva de cabeza al desastre y que podríamos
resumir en la clásica frase del vasco prototípico: Para qué nos vamos a sentar a negociar, si lo podemos resolver a
hostias…
Si hacemos un zoom y nos
acercamos a la actualidad nacional, las cosas no mejoran, aunque esto es de otra
escala. Aquí la única desgracia que nos puede caer a medio plazo es que se haga
con el gobierno el incapaz de Feijoo, con el ineludible apoyo de Abascal. Esta banda
ha dedicado todos sus esfuerzos a buscar cosas sucias en el entorno de Sánchez
(esposa, hermanos, amigos y hasta la señora que limpia en su casa), poniendo al
servicio de esta tarea sus poderosos medios de comunicación. Y ahora resulta
que no les hacía falta todo eso; que el partido de Gobierno ya se dispara él
solo en el pie. Lo del trio de puteros valenciano-navarros es penoso y ojalá se
destape todo lo que se tenga que destapar. Pero yo sigo siendo sanchista y ya
les dije que no lo era de entrada, lo que pasa es que, cuando a un señor le
atacan todos los impresentables del país, pues digo yo que algo bueno habrá de
tener.
Así que yo le animo desde este
blog a resistir, en su línea, hasta el final de la legislatura, si es que puede. El mío es un apoyo
interesado: cuanto más tiempo aguante este señor, más avances sociales y
climáticos tendremos y más les costará a Feijoo-Abascal desmantelarlos luego
(porque no duden de que ganarán al final). Sánchez lleva siete años en el poder
y en este tiempo se han logrado grandes resultados en política económica (a
nivel macro, porque la desigualdad va en aumento), se ha pacificado la
situación en Cataluña, algo que no era fácil, y el gobierno de coalición ha
marcado el paso en cuanto a avances sociales y laborales. Hasta ha arreglado el entuerto eterno de Gibraltar. Escucho a gente del
PSOE que dice que el empecinamiento de Sánchez en seguir en el poder va a dejar
el partido hecho unos zorros, algo de lo que nunca se recuperará. A mí me importa un rábano el partido, lo único
que quiero es que este señor aguante todo lo que pueda, para no tener que
soportar a sus sucesores antes de tiempo.
Porque Feijoo es muy torpe y muy
mediocre. Es el estereotipo del señorito gallego de ciudad, escéptico y tirando a
vago, al estilo Rajoy, aunque con bastante menos gracia. Un ejemplo de su
torpeza, en el que no sé si se han fijado. Este señor convocó el domingo
anterior a este una manifestación en la Plaza de España, bajo el lema Contra la mafia y su capo. Acudieron
cuatro gatos, porque hace mucho calor, la gente está de vacaciones y el lema
parecía claramente exagerado, en la línea hiperbólica habitual. Y dos días más
tarde salta a la luz el escándalo Cerdán Ábalos Koldo. Estoy seguro de que
Feijoo conocía de antes las cintas de la UCO y de ahí venía el lema que nadie
entendió. Si hubiera esperado una semana para convocar esa mani, hubiera
duplicado la participación. Pero como es un torpe, se precipitó y fastidió el
invento.
Además, no tiene un mínimo
programa de gobierno. Su único mensaje es atacar al sanchismo, que nadie sabe
lo que es. Porque en realidad, su programa consiste en que se quite el otro,
para ponerse él y hacer más o menos lo mismo (en los temas fundamentales), con
ligeras concesiones a Vox para que le sigan apoyando, como sucede en las
autonomías que controlan. No se crean que estos señores han inventado el sanchismo, no. Directamente han inventado el antisanchismo, como única línea ideológica y programatica, hasta
que lo echen del sillón. Echemos a Sánchez y luego, ya si eso, elaboramos un programa de gobierno. Luego está el tema de los idiomas. A nivel internacional,
Sánchez es mucho más valorado que aquí interiormente. Hace buen papel, es educado,
es tranquilo y habla inglés como Shakespeare. ¿Imaginan ustedes a Feijoo
balbuceando my taylor is rich? En
cuanto a Abascal, supongo que ya lo han escuchado hablando en francés. Por si
no lo conocen, aquí tienen el vídeo. Es realmente desternillante.
Pero si seguimos con el zoom, la
situación en mi ciudad es también bastante patética. El alcaldillo este que nos
ha tocado sufrir es también un ejemplo de lo que les decía más arriba: parece
lo que es y es lo que parece: muy poquita cosa. Yo creo que no es mala persona,
pero el cargo le queda grande y eso explica todo, desde el desastre de la Puerta del
Sol, un auténtico horno en estos días de bochorno, hasta el arboricidio
perpetrado en mi querida Plaza de Santa Ana, que ya nunca volverá a ser lo que
era. Y lo que más me molesta de este señor: que cierre el Retiro un día sí y
otro también. Recientemente ha llegado a cerrar el parque por motivos tan peregrinos
como el peligro de desbordamiento del Manzanares, que está a unos cien metros
de cota más abajo que el propio parque. O con motivo del apagón.
El clamor para que este señor
deje de cerrar los parques todo el tiempo ha alcanzado ya niveles
ensordecedores. El Retiro tiene muchos usuarios: corredores, ciclistas,
paseantes, gente con perro, ancianos, novios pelando la pava, madres con
carritos de bebé. Cuando se cierra el parque, todo esta gente ha de
apretarse en la escueta acera que lo rodea, lo que cabrea al personal a niveles
estratosféricos. Todos estos grupos de usuarios del parque, cuando hay una tormenta de
verdad, se quedan en su casa. Pero es penoso ver el parque cerrado, con un sol
de justicia. Achuchado por la ciudadanía, el alcaldillo ha dicho (sic): Bueno,
yo puedo cambiar el protocolo, pero sólo si se aprueba por todos los grupos
políticos; así, si un día se cae un árbol y hay una desgracia, que no echen la
culpa al equipo de gobierno como hacen siempre.
Esta declaración da la medida exacta de la talla política de este señor (la talla física ya se ve en las fotos). Lo que le pasa es que está acojonado, sueña con que un árbol mate a un niño, como sucedió antes de que él llegara. Pero Madrid no es sólo el Retiro. Madrid es una de las ciudades con más arbolado de alineación del mundo. Muchísimas calles están sombreadas por árboles antiguos. Y es normal que de vez en cuando se caiga alguno. Por ejemplo, hace menos de un mes se cayó una rama gruesa en una plaza de Carabanchel y dejó a un chaval medio muerto. Lo que pasa es que de esto no se habla. Si no me creen, AQUÍ tienen la noticia. ¿Y qué vamos a hacer? ¿Prohibir pasear por las calles en cuanto haya un mínimo airecillo? Como les digo, también el alcalde es lo que parece y parece lo que es; abajo les muestro una foto auténtica y no manipulada, que a mí me llegó con el siguiente mensaje o meme: Mira, mamá ya me sé vestir yo zolito...
Es muy tonto este señor y no da
la talla para ser el alcalde de esta ciudad. Pero, cuando digo esto último en
la barra de algún bar, siempre sale alguien que dice: ¡ojo, que es abogado del
Estado! Y yo me pregunto: ¿es que eso demuestra algo? Para sacar una oposición
como esa, basta tener una muy buena memoria y apoyo familiar para darte de
comer mientras la preparas. Nada más. Pero, en fin, estos son mis comentarios
sobre la actualidad y ahora les voy a contar lo que he hecho en estos días. Porque
yo también soy especialista en la tortícolis: yo puedo seguir mi vida como si
no estuvieran masacrando a la población de Gaza, ni estuvieran cayendo bombas
en Ucrania y ahora en Irán, ni hubiera pobres en esta ciudad que va a la contra
de las grandes urbes occidentales en materia de movilidad urbana, guiada por un
alcalde feo, pequeñito y rancio.
Yo soy capaz de mirar para otro
lado, hacerme el loco y pensar sólo en mis propios intereses. En cuanto a lo
que he comentado hasta aquí, mis intereses son 1, que no se lie la tercera
guerra mundial y, si se lía, que no caiga ninguna bomba sobre mi casa. 2, que
Sánchez aguante todo lo que pueda, para que tardemos lo máximo en empezar a
hacer el ridículo en el concierto de las naciones. 3, que el alcaldillo deje de
cerrar el Retiro cada dos por tres, y que pare de talar árboles. Y, por cierto,
también hemos de mirar a otro lado, para no ver cómo dos policías fuera de
servicio salen de cuchipanda, borrachos como cubas se van a por un moro que,
supuestamente les había intentado robar el móvil, lo tiran al suelo y se le
sientan encima haciéndole la técnica del mataleón hasta cargárselo (primera
noticia de la existencia de esa técnica, aunque fue lo que le hizo un policía
de Minneapolis a George Floyd hace unos años con idéntico resultado). Lo dicho:
una situación de mierda.
Pero yo no estoy enfadado o
apenado; soy un experto en mirar para otro lado y ya ni siento la tortícolis.
Así que, desde mi último post me lo he pasado de puta madre, como me dispongo a contarles. El jueves día 12,
por ejemplo, me acerqué por la tarde a la sede de El País para asistir a un
encuentro con Javier Cercas. Como suscriptor, me ofrecen a veces participar en
sorteos cuyo premio es la asistencia a algún sarao de este tipo, pero es la
primera vez que me toca. La invitación era para dos personas, así que acudí
acompañado por mi querida amiga África y pasamos una tarde estupenda. Cercas
presentaba su nuevo libro sobre el fallecido Papa Francisco, que debe de ser
muy interesante.
A mí los libros que más me gustan
de Cercas son precisamente los que dedica a narrar una historia que ha
investigado como periodista: Soldados de Salamina, Anatomía de un instante o El
impostor. Sus novelas en cambio, me gustan menos. Esta vez, el Vaticano le
invita a acompañar al Papa a Mongolia, aún a conciencia de que es ateo y
anticlerical, y la química que se genera entre ambos personajes promete ser muy
jugosa. Cercas es un conversador incansable, de esos que no calla y encima
actuó como presentador Sergio C. Fanjul, un tipo al que sigo fielmente desde
que leí un libro suyo sobre Madrid, llamado La Ciudad Infinita, y a quien
aproveché para saludar al final y presentarme como fan suyo.
Y el sábado 14 de junio llegó el
gran acontecimiento: el concierto de Samantha Fish en el Joy Eslava, para el
que tenía entradas desde febrero. Es la
primera vez que actúa en Madrid y el séptimo concierto suyo que veo: Cazorla,
Jerez de la Frontera, Bruselas, París, Londres, Melbourne y ahora Madrid. Así
que me puse el pañuelo y la camiseta que tengo en exclusiva para los conciertos
de Sam. Una camiseta que me hice imprimir yo mismo y en la que me proclamo su
segundo mejor fan español. Ahora creo que ya soy el primero, pero antes era el
segundo y eso queda como un chiste privado entre ella y yo, que le ayuda a
reconocerme. Antes del concierto, me obsequié con una birra de tamaño natural,
con la que me hicieron la foto que ven abajo.
El concierto fue fabuloso, el
mejor que le he visto, junto con el de Jerez. El recinto estaba abarrotado, se
vendieron casi todas las entradas y era un público muy entregado que le
devolvía un feedback de energía que ella siempre agradece. Estuvo simpática,
contó que hacía tres años que no venía a España, pero que prometía no tardar
tanto en volver. Musicalmente, se la veía sobrada, como si los punteos y riffs
que hace fueran cosa sencilla. Se dedicó especialmente a tocar los temas de su
último disco, Paper Doll, que parece
que se está vendiendo bien. Pero también incluyó algunos de su clásicos, como
esta poderosa versión del I put a spell on you, que está ya disponible en
Youtube, como la mayor parte de los números de su show. Merece la pena que la
oigan.
Después de hora y media de rock a
todo volumen, el público desfiló, pero yo soy un fan de primera y sé dónde está
la puerta por la que han de salir los artistas y allí que me fui. Estábamos
unas veinte personas, pero a medida que caía la noche la mayoría se fueron
desanimando. Por allí salieron los pesados amplificadores, los instrumentos y
los equipajes de los músicos (creí identificar el de Sam, como una maleta
enorme de color rosado). Han de tener en cuenta que este grupo había tocado la
noche antes en Bilbao y debía cerrar la gira al día siguiente en Barcelona. Es
creíble que vinieran directamente desde el aeropuerto al Eslava, para las
pruebas de sonido, y esa noche se fueran a descansar al hotel. Salieron por fin
los músicos. Y apareció Samantha, la última, fresca como una lechuga después de hora y media de darlo todo, con gafas negras y un botellín de Mahou a medio
consumir, en una mano. Estaba yo allí el primero y me fui a saludarla. Me
reconoció y estuvo muy cariñosa conmigo, está claro que ya me tiene fichado. Vean
las imágenes.
Conversamos un poco, me repitió
que no quería que pasaran otros tres años hasta volver a tocar en Madrid, que
le había gustado mucho la entrega del público y que por favor, continuara
siguiéndola, que le hacía mucha ilusión. Le propuse posar para unas fotos y
aquí tienen dos de ellas.
Bien, comprenderán que este fue
un hito crucial en la deriva que se va contando en este blog y que, después de
renovar la amistad con mi diva preferida, ya me da igual que haga un calor
horrible y hasta que se desate el Armageddon trumpiano: yo he tenido el
privilegio de vivir 74 años en paz y no puedo estar más que agradecido a mi
suerte. Lo siento por los demás, especialmente los más jóvenes, pero creo que
sería antiestético que yo estuviera cabreado, apenado o frustrado. Así que
seguiremos con la tortícolis. En esa línea, el lunes 16 acudí a la Casa de
Velazquez, en donde mi ya amigo portugués Pedro Gomes Serrano presentaba las
primeras conclusiones de su trabajo sobre Reinventing Cities y las diferencias
entre su aplicación en Madrid o París. Vean aquí una foto de mi colega, antes
de que les comente sus reflexiones.
El urbanismo no se puede desligar
de la política, así que yo podría simplificar esas conclusiones para que
ustedes, mis seguidores, las comprendan. Madrid participó en Reinventing
Primera Edición en plena era Carmena, con cuatro parcelas en las que los
beneficios sociales primaban sobre los económicos. En la segunda, entramos
también, ya en la legislatura en la que Ciudadanos se hizo cargo del Urbanismo,
con tres parcelas algo más lucrativas y equilibradas. Y Madrid rehusó
participar en la tercera convocatoria, ya con mayoría absoluta del PP. Cierto
que, en esta tercera, yo ya me había jubilado y mis compañeras estaban un poco
cansadas del esfuerzo que este tema requería, pero los tres contextos son los
que les he dicho y eso fue lo decisivo. En cualquier caso, una de las parcelas
de la primera edición va para adelante, ustedes pudieron ver las fotos de las
obras, y eso demuestra que la cosa era posible. Alguna otra hubiera podido
llegar a término también si Carmena hubiera seguido, estoy plenamente
convencido.
Voy abreviando. El martes estaba yo en una duermevela antes de levantarme, arrullado por los chillidos de las bandadas de vencejos o aviones que sobrevuelan a toda velocidad mi terraza a esas horas tempranas. De pronto, el chillido de uno de esos vencejos subió de volumen y se hizo apremiante y angustiado. No sabía qué estaba pasando, hasta que esos chillidos, como los de los cerdos en el matadero, ingresaron en mi propio dormitorio: Tarik Marcellino había cazado un pájaro, no me pregunten cómo lo había hecho, lo había traído a los pies de mi cama y le estaba aplicando allí un auténtico mataleón de reglamento. Corrí a separarlos y el pájaro intentó volar aterrorizado, pero no consiguió sino llegar a la cocina, donde chocaba una y otra vez con el rodapié bajo las encimeras (los vencejos y las golondrinas no saben despegar desde el suelo, han de hacerlo desde una altura y por eso edifican sus nidos siempre bajo las cornisas). Tarik se abalanzaba sobre él una y otra vez, pero conseguí apartarlo. Entonces cogí el pájaro con ambas manos y lo proyecté por la ventana, como si de una paloma de la paz se tratara. El animalito aprovechó ese impulso inicial para remontar el vuelo y pasar ágilmente por encima de la casa de enfrente. Tarik tenía sangre en los morretes por lo que se aplicó a asearse enseguida.
Tras ese incidente, procedí a
desayunar y luego entré en la página de la Dirección General de Tráfico, donde
comprobé que me habían devuelto ya tres de los cuatro puntos que me quitó el
agente de movilidad pedorro que no quería dejarme descargar los pertrechos necesarios
para recibir a Tarik en mi casa, hace ya más de dos años de aquel
incidente, ya ven cómo pasa el tiempo. Tras dos años sin que me quiten más puntos, vuelvo a tener los 12 iniciales. No fue ese el único motivo para estar
contento, porque por la tarde acudí a mi gestor fiscal y comprobé que mi
declaración de Hacienda de este año no ha subido apenas desde el pasado, cuando
hice este trámite antes de salir de viaje de vuelta al mundo.
Y este viernes volví a la Universidad para asistir a la graduación de mi amiga chilena Gabriela Lucero en el master de Comunicación Política de la facultad de Ciencias de la Información, pero de esto ya les hablaré en el post siguiente. Así que ya ven que no paro y no tengo mucho tiempo para acordarme de los muertos de Gaza y Ucrania. Es lo que piden estos tiempos de mierda: mirar a otro lado y vigilar la tortícolis, para no caer definitivamente en el desánimo. Hagan eso si pueden. Y pórtense bien en cualquier caso.
Pues yo sigo leyéndote y veo que no paras, un placer tus lecturas.Besos
ResponderEliminarPues muchas gracias; no sabes cuánta ilusión me hace que me sigas. Besos.
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