Cuando un payaso se muda a un palacio,No se convierte en sultán.Es el palacio el que se convierte en un circo
Antiguo proverbio turco
Imaginen a qué viene a cuento
este viejo refrán que ha circulado estos días por los guasas y demás redes sociales. La que está liando el del pelo
naranja. Hemos asistido esta semana a la barrabasada largamente anunciada de
ponerle aranceles a los intercambios comerciales con los USA de todos los demás países (menos Rusia) y, tal como van los tiempos, estoy yo meditando seriamente la posibilidad
de gravar la lectura de este blog con un arancel del 200% para mis seguidores,
para que dejen de darme la murga con que escribo muy poco. Ya se dijo al
comienzo de este mi tercer blog que las cosas no iban a seguir como antes, que
a mí no me sobra el tiempo y le doy prioridad a vivir la vida, por encima de
dedicarme a contar lo que voy viviendo. Este es un blog de reflexiones al
tran-tran, o de reflexiones de Pascuas a Ramos como lo bautizó certeramente mi
querida África, seguidora fiel y preferente. Así que dejen de quejarse que, como sigan protestando, les voy a calzar un arancel que se va a cagar hasta la perra, con perdón de la
expresión zafia, impropia de un dandy coruñés como yo, lo que pasa es que no se
me ocurre ninguna otra más pertinente.
En fin, como en mis entradas
anteriores, les haré un breve resumen de mis actividades más destacadas en
estos últimos días, en los que hemos podido salir otra vez a la calle al amainar el gran diluvio que ha llenado nuestros pantanos
y que anuncia una primavera llena de polen, para desgracia de los alérgicos, y
prolífica en moscones y abejorros de tamaños impensables, para delicia de
Tarick Marcellino que se lo pasa en grande cazando uno tras otro. Empezaré por
contarles que en el último fin de semana de marzo, mi amigo Amir, taxista de
Kuala Lumpur con el que sigo conectado, me mandó por Whatsapp un mensaje en malayo, que incluía la
imagen que les muestro abajo. Pensé que se había equivocado de destinatario,
pero luego comprendí que se lo había enviado a todos sus contactos, así que
procedí a traducirlo del malayo con ayuda del Google Translator. Vean primero
la imagen de marras.
Por la traducción supe que Amir me comunicaba alborozado el Aidilfitri, que es la fiesta del final del Ramadán en Malasia. Su mensaje decía: Selamat Hari Raya Aidilfiltri. Maaf zahir dan batin. Semoga hari yang mulia ini membawa kebahagiaan, keberkatan, dan keceriaan kepada anda dan keluarga. La traducción es Feliz día de final de ayuno, ahora te sientes limpio por dentro y por fuera, que este glorioso día te traiga felicidad, bendiciones y alegría para ti y tu familia. Quise contestarle: lo mismo para ti, querido Amir y, con la ayuda del traductor, lo pasé al malayo: Juga untuk awak, sayang Amir. Me contestó enseguida y les transcribo la conversación subsiguiente: Amazing u speak malay!!//No, I used the Google Translator//Hahahaha. How r u my friend//Fine. Super. Impossible better//Great. I’m always praying for you//Your prayers have good results. How are you my good friend?//I’m doing great, especially in size. Bigger¡¡//Hahaha, you must eat a little bit less//But my appetite is stronger.
¿Cómo dicen? ¿Que por qué no les pongo la traducción? Pues porque así pueden ustedes practicar un poco de inglés y, si me apuran, hasta un poquito de malayo. Y no me presionen, que les duplico el arancel. Lo cierto es que este Amir es un encanto, una de
las amistades que hice en mi periplo por el mundo, de cuyo inicio se cumple
mañana un año, hay que ver cómo pasa el tiempo. Les cuento también que el jueves 3 de
abril, acudí al Hospital Ramón y Cajal, para mi revisión anual de las arterias
carótidas en las que hace años me encontraron una pequeña obstrucción o
ateroma, que requiere un seguimiento. Les recuerdo que el doctor que me examinó
me dijo que ese seguimiento consistía básicamente en que yo siguiera. Que
siguiera haciendo deporte, que siguiera comiendo con cabeza y que siguiera
tomando mi medicación anti-colesterol. Eso es lo que hago, como saben, y el
resultado de esta nueva revisión generó una ecografía con una imagen calcadita (así lo dijo el doctor) a
todas las anteriores, la última de hace catorce meses. Así que, carretera, manta y a
seguir.
Esa misma noche me constituí en
la Sala Clamores, para asistir al concierto de Jesse Dayton, el compañero de
Samantha Fish durante los dos años anteriores, que ahora vuela en solitario, en
formato power trío, acompañado solamente por un batería explosivo y un bajo de
luengas barbas, con los que perpetra un rhythm’n blues explosivo para contar
historias de perdedores y tipos duros. Este hombre tiene 58 años y empezó a
tocar por la zona de Austin (Texas), a la edad de 18, así que lleva 40 en la
carretera. Ya de muy joven, se fijaron en él las grandes estrellas del country,
que le ficharon como segundo guitarrista para sus grabaciones y sus giras, lo
que le permitió aprender de todos ellos: Glen Campbell, Kris Kristofferson,
Waylon Jennings y Willie Nelson. Después se lanzó a tocar rockabilly acelerado,
blues y otras líneas musicales, todo lo cual le da un poso bastante
interesante.
Ya saben además que yo me encontré con él en París, Londres y Melbourne, cuando andaba de gira con Samantha Fish, lo que me permitió saludarle. En Melbourne me reconoció y estuvo haciéndome gestos de complicidad todo el concierto, al contrario que Sam que no pareció impresionarse mucho con mi presencia tan lejos, y al final nos dimos unos cuantos abrazos. Esta vez, después de un concierto muy bueno y pleno de energía (con lleno total), lo esperé y lo abordé al salir. Le dije: We met in Melbourne, do you remember me? A lo que contestó sonriendo: I do, I do. Estuvimos un rato charlando, pero no le quise dar mucho la murga; estos artistas se lo dejan todo en el escenario, acaban reventados y al día siguiente viajan a otro lugar de la gira. A Jesse le gusta mucho venir a España, suele incluir nuestro país en sus giras, lo que pasa es que yo antes no lo conocía, y les diré que el concierto del Clamores vendió todas las entradas. Vean uno de los clips que le grabé desde mi posición casi en la primera fila.
El viernes 4 tuve mi habitual
clase matutina de yoga y por la tarde me acerqué a la Casa de Vacas en el Retiro,
en cuyo auditorio actuaba la Big Band Contrapunto, de Vallecas, que dirige el gran Henry Guitar y donde toca también mi otro amigo Críspulo el batería. Esta
banda desarrolla una actividad didáctico-divulgativa sobre la historia del jazz
que es muy interesante. Yo les he escuchado varias veces en esta tesitura, pero
no me canso de repetir, porque son muy divertidos. Por cierto, el concierto
estaba a reventar, no quedó un solo asiento libre y la gente los despidió con
grandes bravos y ovaciones. Cuando yo era niño, este tipo de eventos terminaban
en vítores, aplausos y gritos de Franco-Franco-Franco, como puntualmente
reseñaba la prensa del régimen. Menos mal que hemos dejado atrás esos tiempos
nefastos, que muchos de ustedes no llegaron a conocer. Vean el cartel
anunciador del concierto.
Por cierto, me detengo en un
aspecto. Como les digo, este concierto estaba abarrotado de gente. Y era de entrada
gratuita. ¿Ambas cosas están íntimamente relacionadas o, digámoslo de otra manera, existe entre
ellas una correspondencia biunívoca? Pues miren que creo que sí y les cuento.
No sé si recuerdan que todos los miércoles yo me cojo la guitarra eléctrica y
me acerco a Palomeras para la clase con Henry y los demás alumnos. Al acabar la clase, como a las 9,30 de la noche, solemos acercamos al bar
Los Cuñaos a tomarnos al menos una caña, cuando no un vino, y a menudo con algo
de picar, para celebrar lo bien que nos lo pasamos tocando y los progresos que
vamos haciendo. Les llevo ahora a una fecha concreta: miércoles 12 de marzo.
Partido de Champions R. Madrid-Atlético de Madrid. El famoso partido en el que
el Aleti fue eliminado en los penaltis. Bien, ese día casi no pudimos entrar en
el bar. Estaba hasta la bandera. Lleno de parroquianos del barrio con banderas
y bufandas de ambos equipos hablando muy alto y jaleando histéricamente todas
las jugadas. Lo típico.
Vayamos ahora a unos cuantos
miércoles más adelante: el 2 de abril. Ese día se jugaba la semifinal de la
Copa del Rey: Barcelona-Atlético de Madrid. Salí de la clase de guitarra con
mis colegas pensando que el bar Los Cuñaos estaría hasta arriba. Pues estaba
completamente vacío. Ni una persona. ¿Por qué? Pues es muy sencillo: el partido
de ese día lo daba La1 en abierto. Está bien claro. La gente no quiere pagar
por una plataforma de TV que te ofrece un 80% de bazofia y un partido
interesante de vez en cuando. Cuando ese partido llega, se bajan al bar de la
esquina y se lo pasan en grande con los amigotes. Pero, cuando el partido es
gratis, prefieren quedarse en casa y verlo tranquilamente desde su sofá.
Esta observación me hace sentirme
menos raro, porque yo hago exactamente lo mismo. Para mí es una cuestión de principios: yo
he vivido casi toda mi vida viendo el futbol gratis en la tele. Y no quiero
pagar por ninguna plataforma anual renovable. Cuando existía la fórmula del
pay-per-view, las cosas eran distintas. A mí no me importaría pagar 30€, por
decir algo, para ver la Final de la Champions. Pero que no cuenten conmigo para
pagar todos los meses por estar en una de esas plataformas. Ya les he dicho,
parafraseando a Groucho Marx, que yo no quiero ser socio de ningún club que me
admita a mí como socio. Y veo que no soy el único que piensa sí.
Por lo demás, el sábado 5 de
abril, cogí la carretera y me fui en buena compañía a pasar el fin de semana en
Soria, ciudad que no conocía y que me encantó. El paseo por el Duero, el
Monasterio de San Juan de Duero o la Ermita de San Saturio merecen una parada
en esta ciudad, de poco más de 40.000 habitantes, una de las capitales de
provincia más pequeñas, junto con Cuenca, pero con similar ambiente
festivo-cultural. Las calles están limpias y bien ordenadas, con numerosas estatuas de
Becquer y Machado, los dos referentes literarios de la ciudad. Y la parte
gastronómica es espectacular, con los torreznos, las migas al pastor o las
diferentes setas y hongos. Les muestro unas fotos. La portada de Santo
Domingo, la ermita de San Saturio desde el Duero y una mía haciendo el mono en una de las
estatuas de Becquer.
Y el principal monumento de la ciudad: los torreznos de Soria.
Ya de vuelta el lunes, afrontamos
la semana de la gran revolución de Donald Trump. Veremos cómo acaba esto de los
aranceles. Pero desde ya les digo que los aspectos económicos de este asunto no
son los que más me preocupan. Si usted, querido lector, tiene como yo algún dinerillo
ahorrado en forma de plan de pensiones o renta variable, habrá perdido estos
días un pastal, pero no se preocupe: ya lo recuperará. El sistema económico es
sólido, las multinacionales y los grandes poderes económicos son los que
dominan el mundo. Estos poderes empezaron en la era Reagan Thatcher un proceso
de desregulación, que desbarató para siempre el sistema creado por Roosevelt,
con el único objeto de que los ricos ganen todavía mucho más. En ese proceso,
ya no se detienen y han llegado a la conclusión de que les sobra también la
democracia. Y ellos son los que han facilitado la llegada al poder de Trump (y
los que sostienen a los demás autócratas).
Pero como el tipo se salga de
madre y ponga en riesgo sus riquezas, ya se las arreglarán para echarle de la
presidencia o anularlo. Recuerden lo que sucedió con la primera ministra Liz
Truss en Gran Bretaña. Esta señora llegó al poder con un programa concreto de
desregularlo todo y, cuando los grandes magnates del poder económico vieron que
llevaba al sistema a la ruina, le dieron una patada en el culo. Duró como
primera ministra exactamente 44 días, batiendo varios records Guinness. Así que
a mí esto no me preocupa. Es vomitivo ver en escena a un payaso que se jacta de
que los presidentes de todos los países le besan el culo (sic). Pero yo no
estoy alarmado por todo esto, que además no me sorprende.
Lo que me tiene realmente muy
intranquilo es el ataque a las libertades y a los derechos civiles de los
ciudadanos. Es algo que se llama fascismo, sucedió ya con Hitler y sus
coetáneos y empieza a mostrarse ahora en toda su crudeza. El régimen de derechos
y libertades es algo que se puede desbaratar de forma sencilla, pero luego cuesta
mucho de reconstruir, porque la gente se imbuye de ese miedo, de esa decadencia
de los principios, de ese entender que todo vale y eso es muy arduo de
erradicar. Trump es un payaso, un clown consumado, un showman televisivo que
maneja a la perfección la imagen y, a través de ella envía sus mensajes. Y las
imágenes de esos venezolanos, supuestamente pandilleros y delincuentes de poca
monta, que han sido cazados como alimañas, vestidos con sayones infamantes,
rapados al cero y mostrados caminando agachados sujetos por dos matones, están
cargadas de un mensaje visual altamente intimidante.
Ese grado de crueldad y deshumanización del adversario no se había visto en el mundo desde Auschwitz. Más la retirada de fondos a cualquier investigación en la que se mencionen términos como cambio climático, o sexualidad no binaria. O la detención arbitraria de estudiantes que hayan mandado un simple whatsapp de apoyo a los palestinos. Esto estaba ya sucediendo en Rusia, en Myanmar, en Nicaragua o en Guinea Ecuatorial (y en China, por supuesto), pero que se generalice en Estados Unidos es preocupante. Y este movimiento sólo lo pueden detener dos elementos: el poder económico, como les digo más arriba, y la presión popular de los propios norteamericanos.
Para esto segundo, ya se están movilizando personajes como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortés y hay una fecha clave que ya les he anunciado: las elecciones de mitad de mandato, a finales de 2026, en las que, si el Partido Demócrata se mueve con cierta habilidad, puede arrebatar a Trump el Congreso y hasta el Senado. Así se lo hicieron a Obama, que prácticamente quedó maniatado para el resto de su mandato, limitado a minucias como poner medallas a personajes como Bruce Springsteen o Robert de Niro, que ya se han mudado a vivir a Canadá. Otros famosos se están yendo también, como la pareja Ryan Gosling-Eva Mendes o las famosas lesbianas Ellen de Generes y Portia de Rossi, que se han ido todos a Gran Bretaña, donde se van a quedar a vivir hasta que los tiempos cambien.
Y les cuento también que nuestro admirado Neil Young anda de gira por Europa y ha dicho en una entrevista que no está seguro al cien por cien de que le dejen volver a entrar en los USA, país cuya nacionalidad comparte con la canadiense de origen, dado el clima de represión y censura que se está imponiendo en el lugar donde tiene su domicilio y donde dice que hasta ahora se encontraba muy a gusto y lamentaría tener que abandonarlo. Yo le invitaría a venirse a España, como hicieron Jeff Espinosa y tantos otros músicos. Aquí se vive muy bien y tal vez las tropelías del señor Trump nos libren del crecimiento de Vox, Se Acabó la Fiesta, y otras desgracias potenciales. Toquemos madera en cualquier caso.
A todo esto, Trump había prometido
acabar en 24 horas con las guerras de Ucrania y Gaza y ahora mismo lo que
tenemos es un riesgo de que se recrudezcan y se les añadan conflictos en
Groenlandia y otros lugares, como los llamados Países Bálticos, donde están lógicamente
muy asustados. Frente a esto, Europa se tiene que proteger e incrementar su
seguridad, si no queremos que nos arrasen. El discurso de Rufián que les puse
en el post anterior, me sigue pareciendo muy bueno. Recuerden que dijo con toda
claridad que, cuando le preguntan: –Entonces ¿irías tú a la guerra? él contesta
que sí, sin dudarlo; si se trata de defender la libertad frente al fascismo,
allí estaría él el primero. Nada que ver con los supuestos pacifistas, que se
dedican a reciclar sus pegatinas de No a la OTAN de las carpetas del BUP, para ponérselas
otra vez en la pechera. Pacifistas como esos ayudaron a la derrota de la
Segunda República.
Seguiremos en este blog al tran-tran, en el que cualquier opinión es respetada, aunque difiera de la mía. En estos momentos, yo sigo muy atento a la realidad circundante, lo que no me impide continuar disfrutando de la vida, del rock, del blues, del yoga y de mi actividad viajera, en la que tengo cerca una escapada a Budapest, de la que ya se dará cuenta en el blog, seguida de unas cuantas más que ya tengo programadas y cerradas y que se irán contando oportunamente. Así que ustedes no se preocupen, dedíquense a portarse bien y no tengan miedo, que hemos salido de crisis peores, como la de los misiles cubanos en los sesenta, generada por algo muy similar a lo que está pasando ahora: la URRS instaló misiles en Cuba apuntando a las principales ciudades americanas, no muy diferentes de los que ahora apuntan a Moscú desde tierras estonias, letonas y lituanas. Y que pasen una buena Semana Santa. Les dejo de regalo un tema energético de Lenny Kravitz para amenizarles el Domingo de Ramos.
Lo más patético de la indignidad que han infligido a los venezolanos portadores de tatuajes es que, por aplastante mayoría, han votado al Puto Donald. En qué estarían pensando?
ResponderEliminarEstos vendedores de motos ofrecen una especie de venganza contra el sistema democrático y su mensaje cala entre gente poco formada. Siento ser clasista, pero la enseñanza y la formación son clave.
EliminarQuerido amigo: Esto del pelanas es la tomadura de pelo pura y dura. Si no fuese porque están en juego la dignidad y la vida de personas con nombre y apellidos, daría tema para una tragicomedia.
ResponderEliminarCada vez estoy más convencido de que todo este lío de los aranceles de quita y pon va a quedar en agua de boirrajas (aunque con los curritos perdedores de siempre), por tratarse de una nueva y gran cortina de humo que distraiga la atención de los gravísimos acontecimientos bélicos que SÍ QUE SE ESTÁN PRODUCIENDO, pese a los paños calientes que los interesados pretenden colocarles.
El plan es perfecto y, como de costumbre, quienes son más potentes y ricos, aumentarán su potencia y su riqueza, a costa de... los crédulos pobres e imbéciles de siempre, que no sé si son crédulos pobres por imbéciles, o crédulos imbéciles por pobres. Entretanto, ese clasista millonario (que de payaso no tiene nada), se hace el payaso y aplica su técnica de negociar la mula en la feria que se ha montado, primero haciendo ofertas de matón y, luego, amainando a su gusto hasta lograr el precio que tenía in mente.
Querido ateo piadoso, tus comentarios son siempre bienvenidos en este foro, aunque yo no creo que todo esto de los aranceles sea una simple cortina de humo para mantener las guerras. Pienso que si Trump supiera como pararlas, lo haría.
EliminarEstoy seguro, o casi seguro, que habrás leído, tu y todos tus fieles seguidores, un magnífico artículo del gran Antonio Muñoz Molina, "Irás y no volverás" en El Pais del día 12. Por si acaso ruego encarecidamente su lectura. Es estremecedor.
ResponderEliminarFelicidades y enhorabuena por la favorable revisión de tus cañerías.
Pués lo leí gracias a tu comentario y me gustó mucho. La situación es triste, querido Alfred.
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