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miércoles, 7 de mayo de 2025

21. Cenizos, mentiras y cogotes papables

Pues aquí seguimos, sobreviviendo a incidencias como apagones y trenes paralizados por el robo de parte de los cables de cobre que les permiten funcionar. Nada muy reseñable, todo esto nos pilla curados de espanto después de haber salido bien librados de la pandemia y otras calamidades planetarias. El tema del apagón, me pilló a mí en un día tranquilo, en el que no tenía pensado salir de casa. Como quizá sepan, los lunes suelo tener yoga vespertino, pero en esta ocasión, resulta que ya no tenía saldo en mi cuenta de días pendientes de usar en abril, según la app de la escuela Ashtanga Yoga Madrid, a la que acudo con asiduidad. Normalmente suelo reservar nueve sesiones por mes, pero en esta ocasión había previsto sólo cinco, con motivo de mi viaje de Semana Santa a Budapest, y había agotado la quinta el lunes anterior.

Así que mi plan era hacer mi sesión vespertina en casa. Por la mañana salí a comprar algunas cosas que necesitaba, entre ellas unos tomates que dejé para el último lugar. En la frutería ya me dijeron que no les funcionaba el datafono, por lo que hube de pagar en cash. Y, en el portal de casa, el portero me contó que había un apagón en el barrio, por lo que hube de subir los cuatro pisos por la escalera con las compras. Arriba constaté que tampoco tenía WiFi ni datos en el móvil, por lo que me puse a leer. Tampoco funcionaba la radio, así que me hice algo de comer y me eché una pequeña siesta. Extrañado de que a media tarde aún no hubiera vuelto la luz, bajé de nuevo a la calle y me di una vuelta por la zona.

El ambiente era muy raro, auténticas manadas de gente bajaban a buen paso y con aire decidido en dirección sur por las escuetas aceras del Paseo del Prado, a ambos lados de un atasco morrocotudo, porque no funcionaban los semáforos y la Glorieta de Atocha era una plasta de coches que se apelotonaban sin poder avanzar, curiosamente sin tocar mucho los cláxones. Las gentes que trabajan en el centro urbano volvían a sus casas del sur a pie, en una escena que me recordó a las posteriores al 11-S en Nueva York, cuando las masas cruzaban a pie por el puente de Brooklyn. Puedo decir que había una sensación general de civismo y de educación: si no tenemos luz, ni datos en el móvil, ni semáforos, pues tendremos que volver andando, pero para qué nos vamos a cabrear.

El actor Richard Gere que, como saben, vive en España con una paisana mía bastante vistosa, ha contado que volvía de Nueva York de recoger un premio y les informaron en pleno vuelo del apagón en todo el país, por lo que se imaginó un panorama de revueltas, protestas y saqueos en los supermercados, como sin duda sucedería en su asilvestrado país, capaz de votar a un tipo como Trump para presidente. Y que, en cambio, se encontró una población disciplinada y paciente, incluso capaz de hacer de la necesidad virtud. Mi amigo Críspulo, el batería de la Big Band vallecana, por ejemplo, respondió al apagón bajando al bar El Dolmen, una taberna gallega de su barrio, donde se reunió con algunos colegas que pronto constataron que los grifos de cerveza funcionaban perfectamente, por lo que se pasaron allí la tarde entre caña y caña. A última hora se fueron a casa de uno de ellos y se montaron una barbacoa de puta madre, con la excusa de que a ver si la carne se iba a echar a perder por no funcionar el congelador. La vuelta de la energía, les pilló razonablemente borrachos después de una tarde para el recuerdo.

Así somos en este país, que con el esfuerzo de todos va tirando para adelante. Aquí lo único que falla son los políticos, especialmente los de la oposición, que se han encomendado a un tipo tan cutre y cenizo como el Feijoo, que yo creo que, con esa cara que se le ha quedado desde que se ha quitado las gafas, es el gafe de España, el que atrae la mala suerte y las diversas calamidades. Le devuelvo así su manía de culpar a Sánchez hasta de las tormentas y el granizo, que mira que resulta cansino, porque no hace falta leer sus declaraciones, ya sabemos de antemano que le va a echar las culpas al Gobierno, va a utilizar la hipérbole para decir que esto es el mayor desastre nacional desde la pérdida de Cuba y, por si cuela, va a pedir que dimita el presidente. En un post anterior dije una cosa, que les reitero: el día que este señor salga a la palestra y diga que Sánchez ha hecho una cosa bien, a la siguiente gana las elecciones. Porque demostraría una talla política que hasta ahora no ha evidenciado y los españolitos, tan disciplinados y cívicos como demostramos ser cada día, sabemos apreciar esa cualidad.

Yo creo que la derecha de este país, se ha decidido por esa estrategia tremendista porque sabe que en unas elecciones normales no le ganaría a Sánchez. Al menos mientras tenga al Feijoo al frente. Como parte de esa estrategia, utiliza la mentira y la manipulación informativa, a través de sus medios afines, y les voy a poner un ejemplo claro. El diario ABC, ese libelo que en 1936 se congratulaba del acuerdo Hitler-Mussolini-Chamberlain-Daladier (portada que les mostré hace unos cuantos posts), realizó en el mes de marzo una encuesta de intención de voto en la Comunidad de Madrid, cuyo resultado se plasma en un cuadro comparativo de porcentajes y escaños que muestra el resultado de las últimas elecciones, comparado con la intención de voto actual. Abajo pueden ver el cuadro.

Ahora, díganme. Si ustedes, con estos resultados, tuvieran que elegir un titular para el artículo en el que aparece este gráfico, ¿qué dirían? Pues yo constataría que Ayuso pierde ligeramente en porcentaje aunque mantiene el número de escaños; que el PSOE sube de forma clara y contundente, que Mas Madrid se desploma y que Vox sube también de forma notoria. Con estas observaciones, mi titular sería algo así: Ayuso resiste frente a la gran subida del voto socialista. No creo faltar a la verdad y supongo que Ayuso está estancándose por el desgaste que sufre quien está en el poder, más los contubernios de su señor novio, y no por su estilo chabacano y vulgar que tanto parece gustar a los madrileños. Bien. Pues ahora les voy a pedir que vean el artículo completo; no hace falta que lo lean, sólo vean el titular. Para ello han de pinchar AQUÍ.

¿Es mentira ese titular? No más que el mío, supongo. Pero es un ejemplo palmario de manipulación, un arte del que Miguel Ángel Rodríguez (MAR) es un figura que deja pequeñito a su maestro Goebbels. Y si hace falta se recurre a la mentira, total la mayoría de la gente sólo se lee los titulares. El problema de estas cosas es que se extiende a toda la sociedad, y voy a cambiar radicalmente de registro para mostrarles un ejemplo de lo que digo. Hace como un mes, se me averió el exprimidor de naranjas, el electrodoméstico más antiguo que tenía, de la marca alemana Braun, que yo tenía por irrompible y no esperaba que tirara la toalla de esa manera. Bajé a la ferretería y me hice con otro de una marca nacional, que por cierto funciona muy bien. El problema es que, en la caja en la que venía embalado decía textualmente: con separador de pulpa graduable. Pues les puedo jurar que el separador de pulpa graduable brilla por su ausencia.

Da igual, nadie lee lo que pone en las cajas, y la Leche Pascual presume de que crían a las vacas con música de Vivaldi. Todos los mensajes publicitarios mienten, de una u otra forma. Y, con la generalización del uso cotidiano de la inteligencia artificial, esto se va a agudizar aún más. Para su entretenimiento y solaz, les pongo abajo tres imágenes generadas con la inteligencia artificial, que tal vez ya conozcan. En la primera pueden ver cómo serían los Beatles ahora (las fotos de los dos que viven son reales, las otras hechas con la AI). En la segunda tienen a Trump optando a ser coronado Papa en el Cónclave. Y en la última al Hijo de Putin provocndo el apagón del otro día.



Lo que nos lleva de vuelta al tema del principio: el apagón. Como les digo, bajé a dar una vuelta para asistir en directo a ese momento de tintes apocalípticos y una intuición me llevó a acercarme al parque del Retiro: efectivamente, El Topillo lo había cerrado a cal y canto. La gente que intentaba vover a su casa cruzándolo se veía obligada a rodearlo por fuera, maldiciendo sonoramente. Créanselo, este señor tiene una solución mágica para todos los problemas: cerrar el Retiro. ¿Que hay un accidente múltiple en la M-30? Pues Almeida cerrará el Retiro. ¿Que se declara un incendo en el distrito de Villaverde? Pues a cerrar el Retiro. No entiendo cómo un tipo tan tonto puede ser nuestro alcalde por mayoría absoluta.

Porque en el PP cada uno tiene su especialidad. Feijoo no tiene la talla política para ser el jefe del principal partido de la oposición y además es muy feo. Ayuso es más mala que un dolor y forma parte de una familia que lleva años lucrándose del negocio de la medicina privada. Y Almeida es directamente tonto. De vuelta a casa, me encontré una concentración de protesta contra la política universitaria de Ayuso. Frente al Museo Reina Sofía, un grupo de estudiantes escuchaban a una chica con un megáfono. Alcancé a escuchar que decía: Esto es el mayor atentado contra la libertad en las universidades en varias décadas. Ya ven que el estilo hiperbólico de Feijoo y sus colegas se extiende ya por todas partes, todo se pega.

¡Pobre chica! Yo podría contarle de cuando los grises entraron en la ETSAM y zarandearon al señor Arangoá, catedrático de Estructuras y a la sazón director de la Escuela y fascista reconocido, aunque lo primero se impuso a lo segundo ese día, lo que provocó que le sacudieran un porrazo, que acabó con su boina de requeté en el suelo. Eso sí eran atropellos y no lo de ahora. Pero no quiero pecar de abuelo Cebolleta. Los que hemos vivido en otras épocas, hemos sido testigos directos de cuánto ha progresado este país durante los últimos 70 años, los que tengo yo de vida. A este respecto, quiero que vean otra imagen. En 1944, un tal Luisito, mozo de cuerda, resultó agraciado con el Gordo de la Lotería de Navidad. Y no pudo menos que inmortalizar el momento haciéndose una foto con el billete, junto a un amigo, la misma que ven abajo y que no necesita más comentario.  

Este país era una ruina entonces, después de una terrible guerra civil. Ahora va tirando de manera brillante, al menos en las grandes cifras económicas, aunque la distribución de la riqueza cada vez es más desigual, como en casi todo el mundo. La llegada de Trump al poder no es más que una consecuencia de esto. Entre los milmillonarios y la miseria de la clase baja, los de la clase media nos vemos cada vez más apretados, mucha gente piensa que sus hijos van a vivir peor que ellos (algo que yo no veo de forma clara y meridiana) y eso los lleva a la desesperación, al desánimo, el desencanto con los sistemas democráticos y el voto a Trump, Vox o Le Pene, por no hablar de Orban o la señora Meloni. Así ha ganado Farage unas elecciones locales británicas no muy trascendentes pero simbólicas, y así ha sido también el resultado en Rumanía.

Sin embargo, la deriva caótica con la que ha empezado Trump su presidencia, como elefante en cacharrería, y el miedo que esta deriva genera, pueden ser hasta beneficiosos para el mundo, por actuar como una especie de vacuna o antígeno contra la tiranía. Los dos primeros casos se han producido en las recientes elecciones generales celebradas en Canadá y Australia. En ambos países, los sondeos iniciales daban la victoria a los conservadores, pero la andanada de medidas absurdas de Trump ha hecho que la mayoría de los votantes se decante por el centro izquierda liberal. También en los propios USA se está enhebrando un movimiento de rechazo y de movilización para proteger los derechos fundamentales, como siempre últimamente, dirigido por el incansable Bernie Sanders, que a sus 83 años, cual oráculo indignado, lanza sus discursos incendiarios girando por todos los estados. Vean aquí un vídeo reciente, fácilmente entendible, aunque tampoco es difícil ponerle subtítulos en español, si lo desean.

Como yo les pronostiqué, el efecto del huracán Trump sobre la economía mundial, ha sido como el de abrir una gaseosa. Los mayores perjudicados son los propios americanos, porque los chinos tienen la sartén por el mango y lo primero que han hecho, de forma sigilosa y tranquila, es prohibir la exportación de minerales raros como el litio, indispensables para la fabricación de móviles, baterías para los coches eléctricos e híbridos, o acumuladores para la industria, sin olvidar los necesarios para la fabricación del armamento sofisticado que se emplea ahora en las guerras. Un efecto colateral, pero altamente simbólico: la asociación americana de fabricantes de juguetes ha anunciado ya que como no cambien las cosas no podrán afrontar la campaña de las próximas navidades, por falta de los componentes que adquieren directamente en China. Es un tema sensible, que ha hecho que el propio presidente salga a la palestra muy compungido, diciendo que si las niñas no pueden tener 30 barbies, tendrán que conformarse con dos. Al ver que el tipo iba de farol, las bolsas de todo el mundo han empezado a subir y ya han recuperado la mayor parte de sus pérdidas del día del arancelazo.

En cuanto a lo de que iba a acabar con las guerras (que eran todas culpa de Biden, no lo olviden), pues ha demostrado ser otro farol. En el caso de Gaza, el agresor tiene todo su apoyo y le importan un rábano las víctimas palestinas. Tampoco es que los ucranianos le quiten el sueño, pero esta otra guerra se está convirtiendo en una especie de grano en el culo para él: para solucionarla tendría que tener menos prisa y un carácter menos ansioso y explosivo. Ojalá consiga que se llegue a un acuerdo de paz, pero me temo que eso está bastante lejos todavía. A mí lo que me sigue preocupando mucho es la deriva autoritaria, el hecho de que por ser venezolano y llevar unos tatuajes te puedan detener por la calle, raparte, ponerte unas cadenas en los tobillos y mandarte extraditado a la Conchinchina, si no a la cárcel de El Salvador. Eso pasaba hasta ahora en lugares como Rusia, Corea del Norte, China y ciertos países africanos. Ahora te puede suceder en Los Ángeles, Chicago o Nueva York.

Y, cuando aún seguíamos comentando los efectos del apagón, resulta que todos los trenes AVE de Madrid a Andalucía se paran porque alguien ha perpetrado un robo masivo de cables de cobre de la red. Dicen del Gobierno que ha sido un sabotaje, pero cada vez lo dicen con la boca más pequeña. De toda la vida, este tipo de robos lo han hecho siempre los gitanos, que son los que controlan el mercado en el que se le puede dar salida al material robado. Durante las obras de Madrid Río, todo el cableado de las instalaciones fue robado en dos ocasiones, lo que motivó que la dirección de obra contratara a un equipo de vigilantes gitanos, que lo primero que hicieron fue poner por todas partes unos carteles que rezaban: Ojo, vigilante gitano. Y ya no volvió a haber más robos. Yo tenía en mis archivos fotos de esos carteles, pero se me borraron en alguna de mis averías informáticas.

No quiero ser racista, pero los gitanos son gente muy especial, y digo esto con cariño y admiración. Si tienen oportunidad, les recomiendo de nuevo que vean la película La guitarra flamenca de Yerai Cortés, el documental que firma el músico C. Tangana. Ahí se ve exactamente cómo son los gitanos. Y ya saben la historia del gitano que no quería entrar en el ejército, porque a ver si lo iban a mandar a pelear en la guerra contra Sadam Husseluí. No creo que sea muy difícil esclarecer lo que ha pasado con este robo de cables. Por si acaso, Feijoo ha aprovechado para decir que es todo culpa de Sánchez, que el país es un desastre y (a ver si cuela) que pide la dimisión del presidente. Y no bajé esta vez a comprobarlo, pero no me extrañaría que Almeida hubiera cerrado el Retiro. Por si acaso.

Mientras nosotros nos entretenemos con estas minucias, el mundo sigue girando, en su espacio infinito, con amores que comienzan, con amores que se han ido, y la gran noticia de estos días es el inicio del Cónclave. También les reitero que vean la película Cónclave, de este año, en donde se explican los entresijos de este procedimiento electoral predemocrático en el que se ha embarcado de nuevo el estado más pequeño del mundo, encajado a duras penas entre dos barrios romanos. El otro día, durante el funeral del Papa Francisco, alguien tomó la foto que les traigo aquí abajo, en donde se puede ver de espaldas a todos los cardenales que ahora se han encerrado en la Capilla Sixtina para elegir entre todos ellos al nuevo Papa. Véanla.

¿Quién será el elegido? A simple vista puede observarse que, entre todos esos cogotes papables, hay bastantes negros, una hipótesis que en cada elección cobra más fuerza. Porque en África es donde sigue viva la capacidad de la gente de adherirse a explicaciones mítico-mágicas del mundo, lo que es muy útil para captar vocaciones, sin mencionar que el chico que se mete a cura ya tiene resuelta su vida, en un entorno a menudo muy mísero. Aquí en el primer mundo somos más descreídos. Yo dejé de creer cuando, de chico, me hice una quemadura en una mano que me hizo una avería importante en apenas una fracción de segundo de contacto con el fuego. Como para creer en el fuego eterno del infierno. Por no hablar de la paloma del Espíritu Santo y la creación del concepto del tres-en-uno. Dicen los creyentes puros que Dios ya sabe a quién se va a elegir Papa. Que el trabajo de los cardenales se limita a intentar averiguar a quién quiere nombrar Dios. Como se imaginan, esto no se podría hacer con una votación democrática al uso.

Ya ven que yo sigo por aquí a mi tran-tran, este año sin hacer una vuelta al mundo, pero también con bastantes viajes. Hasta ahora saben que he visitado Atenas, Soria y Budapest. Pues a estos tres viajes hay que añadirles otros cuatro que tengo ya atados y cerrados para antes de la canícula, que se irán anunciando en su momento, porque yo estoy convencido de que anunciar estas cosas antes de tiempo trae mala suerte. Así que pórtense bien, no desesperen y no pierdan de vista que vivir en España es en estos momentos un verdadero privilegio y se lo digo con conocimiento de causa. Saludos.

2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. ¡Sí señor! Qué tiempos aquellos. El caso es que este Papa me da buen rollo. Un fuerte abrazo, brother.

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