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domingo, 27 de julio de 2025

28. Las hormigas son incapaces de tirarse pedos

Sí, créanselo, más adelante llegaremos a esa afirmación científica cierta, que ya sé que ustedes tienen curiosidad por escuchar algo de la boda de mi hijo en París y compartir alguna imagen. Empecemos pues por el objeto de su curiosidad. La boda de Kike y Clarice fue magnífica, empezó con una ceremonia civil impartida por un funcionario de la Alcaldía del Distrito X, en plena Rue du Faubourg de Saint Martin, un edificio estupendo, como todos los que expresan la magnificencia del poder secular surgido de la Revolución Francesa, que en todas las grandes ciudades del país intenta competir con los majestuosos edificios de la Iglesia. Imbuido por ese espíritu y el aura del lugar, el funcionario se vino arriba y pronunció un discurso vibrante en francés en el que hizo una loa de lo especial que es el poder civil en Francia y conminó a los novios a formar una familia basada en el respeto y la cohesión secular, a la altura de lo que quiere el Estado Francés.

He de aclararles que todo el programa fue diseñado por la pareja, bajo la premisa de organizar unos festejos juveniles a los que invitaron a sus principales amigos, españoles e italianos, y en los que había, a título de excepción, unos cuantos adultos y vejestorios (esto último lo digo por mí) para los que sobraban los dedos de dos manos a la hora de contarlos: yo, el padre, con mi pareja, la madre y dos amigas nuestras que recientemente han perdido a sus maridos, mis mejores amigos tal como se contó en el blog. Esto por la parte española. Por la italiana, solamente los padres de la novia, mis queridos consuoceri. Siete mayores, o idosos, en total. Esto excluyó a los numerosísimos primos de ambas partes, y redujo el número de invitados a unos setenta. Ya tendrán tiempo estos parientes de disfrutar de la compañía del nuevo matrimonio en ocasiones futuras. Tengo algunas fotos que les quiero mostrar. Empecemos por una del feliz novio, esperando a la puerta de la Alcaldía.


Ya ven qué guapo iba. Pero no menos feliz y guapo iba su inminente suegro. Se nota que ambos fueron aconsejados sobre la indumentaria adecuada por la misma persona. Tan idénticos iban que les hicimos la foto que ven abajo.


Por cierto, publico estas fotos en mi blog porque los implicados me han dicho que puedo hacerlo, que no les importa que infrinja de esta manera las leyes de protección de datos. Teniendo en cuenta que mis posts tienen un número de visitas en verano en torno a las 20/25, los riesgos de publicar a miembros de mi querida familia tienden claramente a cero. Pero sigamos. Una imagen de la novia, para que no se diga.


A mi nuera la llamo siempre Clarice, en honor a mi admirada Clarice Lispector, mote que me consta que no le disgusta, aunque por supuesto no es así como se llama. A continuación unas imágenes durante la ceremonia: el mural escultórico que preside el salon de bodas, el funcionario que se vino arriba (con la banda tricolor correspondiente) y el abrazo final de los contrayentes.




Ahora, la bajada por la escalera monumental, la foto de una buena parte de los italianos al pie de dicha escalinata y el vídeo del lanzamiento del ramo, y cómo lo recoge el bueno de Diego, que rápidamente lo tira de manera instintiva, como si le quemara.




Por último, aunque se me ve fugazmente en el vídeo anterior, una imagen mía en la antesala mientras esperábamos para entrar. Igual que Kike y su suegro, yo también aparecí con la misma indumentaria que mi hijo Lucas y su amigo Rafa. Aquí pueden comprobarlo.

Bueno, con esto ya tienen bastante información gráfica. Los festejos continuaron después de la ceremonia y se completaron al día siguiente en el Puebla Pavillion, un chiringuito dentro del parque Buttes-Chaumont, en el barrio de Belleville, en donde la parte española aportó jamón de bellota en abundancia y la italiana un queso parmigiano entero, con la correspondiente cuchilla para ir sacando porciones comestibles sin cortarlo a cuchillo, mientras que el bar aportó baos chinos, tacos mexicanos y otras delicatesen, además de cerveza y una selección de vinos elegida por mi hijo que es un enólogo reputado, con título y todo. La cosa duró hasta las dos de la mañana y la parte joven la siguió luego en una disco cercana. De todo ello se sacaron innumerables fotos, pero esta no es una página de cotilleos, o de ecos de sociedad, sino un blog en el que normalmente se habla de otras cosas. Sólo decirles que fueron unos festejos muy gratos en los que la gente se lo pasó muy bien y todo salió a la perfección. 

Como les conté, mi chica y yo nos alojamos dos noches en la casa parisina de mi amigo Alain Sinou, de quien tengo algo más que contar. En mi primer viaje de este verano, por París y la Borgoña, Alain me cedió la conducción de su coche y resulta que, un mes después, le han llegado dos multas por rebasar muy ligeramente los límites de velocidad en algunos tramos o cruces de pueblos. Lo lamento mucho, pero yo conduzco de la misma forma en España y acabo de pasarme dos años sin que me pongan una sola multa, lo que me ha permitido recuperar tres de los cuatro puntos que me quitó un cabrón de agente de movilidad (el cuerpo creado por el Topillo, que no sirve para mucho más que dar por culo al ciudadano).

Es obvio que las cosas funcionan de otra manera en Francia y por eso las multas. En ambos casos era por circular a 75 en una zona limitada a 70 y a 45 en otra limitada a 30. En España no te multan por eso. En Francia sí, pero la multa es pequeña: 90€ que se quedan en 45 si la pagas enseguida. Pero, por cada una, te quitan un punto. Alain pagó la primera y no me dijo nada pero, ante la segunda, me lo contó y además me confesó que le han quitado ya bastantes puntos por cosas así, lo cual no me extraña nada. Ante eso, le dije que alegara que era yo el conductor, y le envié nombre, DNI, copia del carné de conducir y domicilio para que me la manden a mí. Y, con motivo de esto, hemos averiguado que los puntos no se quitan de un país a otro, porque no hay acuerdo al respecto entre las diferentes policías.

Una amiga me contó, precisamente en París, que a ella la pillaron haciendo una pirula importante en Grecia, le mandaron la multa, que pagó, y la comunicación de que le quitaban cuatro puntos. Pero nunca se los llegaron a quitar en España. Ahora mismo yo estoy esperando que me llegue la notificación de la multa. Si es verdad que las cosas son así, entonces ese punto extra no se lo quitarán ni a Alain ni a mí. Le he propuesto a Alain que, una vez que nos aseguremos de que las cosas funcionan de esa manera, cada vez que le pongan una multa con puntos diga que he sido yo. Me la mandarán, la pagaré, nos reiremos de los puntos quitados a nadie y luego él me envía una transferencia por el importe pagado. Pero por ahora tenemos que esperar que me llegue la notificación, que también puede suceder que se pierda por el camino.

Hay que darle tiempo al tiempo, que estas cosas no son como la purga de Benito. Seguro que han oído esa expresión, que usaban cotidianamente nuestras abuelas, cuando alguien las conminaba a darse más prisa en alguna de sus tareas, por ejemplo, en la cocina: Tranquilos, que esto no es la purga de Benito. Pero, aunque conocen la expresión, me juego el cuello a que desconocen de dónde viene. ¿Estoy en lo cierto? La verdad es que yo tampoco lo sabía y tuvo que ser mi amigo Críspulo, durante mi segundo viaje del verano, a Béjar con él y Henry Guitar, quien me explicó el origen del dicho. El tema surgió esos días, a cuenta de algún problema digestivo del trío, que no les voy a precisar. Críspulo trajo entonces a colación dos chascarrillos. El primero reza literalmente lo siguiente: Como dice el Presidente de la Sociedad Española de Estreñidos, nunca sale la cosa como uno quiere.

El segundo es la historia del famoso Benito del dicho tradicional. Resulta que la cosa está basada en un hecho real. Un tal Benito, mozo aguerrido de un pueblo manchego, se vio de pronto afligido por un estreñimiento radical y persistente, del que no conseguía librarse. Todo el pueblo estaba preocupado y entonces le aconsejaron que caminara hasta la farmacia de un pueblo vecino, para comprarse una purga de las habituales para esa patología tan molesta. El chico echó a caminar pero, a punto de entrar en el caserío del pueblo vecino, le sobrevino una cagalera explosiva que solucionó de una vez por todas el problema. De ahí el dicho: esto es como la purga de Benito, que le hizo efecto antes de llegar a la farmacia. Así que ya saben de donde viene el dicho. Y, por cierto, mientras yo salía para París, mis amigos Henry y Críspulo asistían en Vallecas a la actuación de Obus en las fiestas de La Carmela. Vean qué contentos estaban.

Personajes protagonistas de este blog por derecho. Y ya han visto que todos los dichos y chascarrillos tienen un origen (menos ese que suele decirse de los sordos: está un poco teniente. Por mucho que he investigado, no he logrado saber de dónde viene). Pero volviendo a lo de la purga de Benito, es algo similar a lo que me sucede a mí cuando me acecha el insomnio. En casos extremos, voy a la farmacia y me compro un somnífero. Y, créanme: sólo con poner la cajita de somníferos en la mesita de noche, ya duermo como un lirón. Saber que puedo recurrir a ese remedio, me da una paz de espíritu que me permite conciliar el sueño enseguida. De hecho, estos somníferos suelo llevarlos de vuelta a la farmacia para el punto SIGRE, porque se me caducan antes de estrenarlos. Como la purga de Benito.

Con estas reflexiones, más específicamente blogueras, podemos dar por cerrados y relatados mis tres primeros viajes de este verano: Borgoña, Béjar y París. Así que hoy les anunciaré los número 4 y 5. En realidad, yo me programé estos viajes a comienzos de verano, asustado por el calor que anunciaban y que fue terrible en la parte final de junio. Pero lo cierto es que, a la vuelta de París, me he encontrado un verano bastante suave, en el que las noches están refrescando bastante. Yo me apuntaría a que fueran así siempre. Pero los veranos anteriores, nos han metido el miedo en el cuerpo a todos los madrileños, de modo que la gente ha salido de vacaciones masivamente y la ciudad está ahora muy agradable, con poca gente y fresquito nocturno.

Como les digo, estas son historias propias de este blog, en donde se cuentan cosas con un punto de magia o imprevisibilidad, que sirven para que ustedes se diviertan y obtengan alguna enseñanza. Y, en esta línea, he de revelarles que la célebre púa de Sam, que se me perdió allá por el mes de octubre, se ha materializado de nuevo y ha reaparecido en el cuenquito en el que guardo todas mis púas. La señora que limpia en mi casa, dice que, colgando unos pantalones que acababa de sacar de la lavadora, notó que caía algo de un bolsillo y, al ver que era una púa de guitarra, la dejó en su lugar correspondiente. Es algo inverosímil: yo uso ahora unos pantalones cortos que llevo desde hace dos meses y en octubre, no usaba esos calzones veraniegos. Y la púa no estaba en su sitio una semana antes y ahora está.

Para que lo recuerden, yo asistí en primera fila al concierto de Samantha Fish en Melbourne, y no conseguí que hiciera un solo gesto de reconocimiento, como sí me los hacía su compañero Jesse Dayton, que todo el rato me prodigaba guiños cómplices como diciendo: pero tú que haces aquí, tan lejos de tu tierra. Al final del concierto, Jesse se acercó a darme la mano y me dijo en español: gracias amigo. Pero yo andaba más atento a lo que hacía mi admirada Sam, que suele lanzar sus púas para que las pillen los asistentes más hábiles o con más suerte. Así que estiré la mano y ella depositó allí la púa con la que había tocado todo el concierto. Luego, me quedé esperando fuera, salió Jesse y me dio varios abrazos, pero no pude encontrarme con Sam en las antípodas, como era mi plan, que había incluido Melbourne en mi itinerario sólo para verla a ella, puesto que no conocía a nadie en la ciudad.

Luego, empezaron mis clases con Henry Guitar en Palomeras, a las que yo acudía regularmente con la púa de Sam. Hasta que un día, en plena clase, me dio un amarillo y tuve que irme corriendo a casa con el coche, sin evitar una vomitona tremenda en la plaza de delante del Reina Sofía, bajo la cual me había dado tiempo por los pelos de aparcar el vehículo. En esas penaeras, la púa desapareció. Y estuve varios días buscándola por todas partes: en los bolsillos de todos mis pantalones, por toda la casa, en el parking, en el coche provisto de una linterna, en el aula de Palomeras; le pedí al profe y a mis compañeros de clase que revisaran minuciosamente sus pertenencias: nada. Estaba convencido de que la había perdido. Y ahora reaparece en su sitio de forma milagrosa. Y la explicación de mi asistenta no es creíble.

A mí se me ocurren algunas alternativas. La más simple: la púa se me cayó en casa, mientras yo corría al baño y luego a la cama; Tarick Marcelino la encontró y se puso a jugar con ella hasta que la dejó perdida en alguno de esos escondrijos a los que sólo él llega. Y la asistenta la ha encontrado ahora. ¿Y por qué se ha inventado otra explicación? Pues no lo sé. Tal vez es que, limpiando alguno de los rincones que no sanea más que de Pascuas a Ramos, la encontró en medio de mucha mierda, polvo y pelos del gato, y decidió ponerla en su sitio, a ver si yo no me daba cuenta, con lo despistado que soy. Otra posibilidad es que se la llevara a su casa entre sus cosas y la haya encontrado ahora y por eso la pone en su sitio a ver si cuela. Pero lo que es imposible de creer es que la púa haya estado en un bolsillo de un pantalón de invierno casi un año y de pronto reaparezca al sacar ese pantalón de la lavadora (pantalón que yo no he echado a lavar en este tiempo veraniego). 

El hecho incontestable es que la púa ha estado desaparecida casi un año y ahora reaparece en su sitio de forma milagrosa. Cuando una de estas cosas sucedía en mi casa familiar de infancia, mi madre solía zanjar la cuestión con una frase del estilo: pues si nadie la ha puesto en el cuenco, se habrá puesto sola. Si a alguno de ustedes, queridos lectores, se les ocurre alguna otra explicación, les ruego que utilicen el espacio de comentarios para aportármela. De momento les pongo un selfie que me voy a tomar ahora mismopara que vean que he recuperado la púa y también una foto de la colección de las que usa habitualmente mi querida Sam, para que vean que es auténtica.


Historias sin una explicación plausible, perfectas para comentarlas en este blog. Otras, sin embargo, son puramente científicas, como la de las hormigas que da título a este post. Resulta que mi casa está infestada de hormigas. Aparecieron entre las plantas de la terraza, cuando de verdad la puse en condiciones. Luego se han desplazado adentro y salen ya por el baño, la cocina, la pantalla del ordenador mientras escribo y otras intrusiones igualmente molestas. Existen unos venenos en gel inyectable que son súper eficaces, pero me da miedo usarlos en mi casa, por si acaso al bueno de Tarick le da por relamerlos y se me muere. Así que he preguntado a amigos y gente que sabe de este tema.

Para empezar, hay una receta para evitar que salgan tanto. Se prepara una mezcla de café molido, pimentón picante y hojas de laurel seco machacadas. Con esto se hacen unos paquetitos con papel de plata, en los que se hacen unos cortes con un cuchillo, para que salga el olor. Y se ponen cerca de sus itinerarios habituales. Ese olor no les gusta nada y dejan de salir. Lo he probado y funciona muy bien, y durante mucho tiempo. Pero no mata a las hormigas. Si se quiere acabar de verdad con ellas, hay otro remedio natural infalible, que a la vez revela la crueldad innata del ser humano, cazador y depredador por naturaleza (los humanos somos una verdadera plaga, peores que el más letal de los virus).

Para matarlas de verdad es preciso usar levadura salvaje, también llamada de payés y conocida también como masa madre. Este producto se puede comprar en panaderías de esas guay que están apareciendo ahora por los centros de las ciudades turísticas, o bien prepararla en casa con unos ingredientes sencillos: agua y harina, que se deja fermentar siguiendo unas instrucciones bastante fáciles de encontrar en la red. Y parece que la masa madre en condiciones, les vuelve locas a las hormigas, cualidad que se puede acentuar con un poco de harina y azúcar para preparar unas bolitas que han de ponerse cerca de sus nidos. La hormiga huele la masa madre, encima endulzada, empieza por empapuzarse de ello y continúa llevándose una buena parte al nido para dárselo a las crías.

Ese producto, en el interior de sus cuerpos de insecto se empieza a hinchar, a generar unos gases terribles, de modo que crías y adultas, incapaces de tirarse pedos, explotan como globos y se mueren del todo. Y el producto es inocuo para el bueno de Tarick Marcellino que, en caso de que le dé por comerse las deliciosas bolitas, es capaz de tirarse buenos cuescos, como ya he comprobado de forma sonora y olfativa. El remedio no lo he probado todavía y me da algo de cargo de conciencia por la crueldad que implica, pero no puedo dejar que las hormigas okupen mi domicilio sin defenderme del tema. Veremos qué pasa cuando lo use, si es que llego a hacerlo. Se contará oportunamente.

He tocado tangencialmente un tema que quiero comentarles también. A lo largo de la calle de Atocha no paran de surgir comercios y negocios dirigidos a los turistas que infestan el barrio como las hormigas de mi casa, entre ellos muchas panaderías medio pijas. Estos nuevos usos han echado fuera a los bares y comercios tradicionales, como ferreterías y mercerías de toda la vida. Pero lo sorprendente es que la mayoría de estos nuevos comercios gentrificados cierran en poco tiempo, a veces en un par de meses. Ejemplos recientes. Después del verano, abrió un negocio de peluquería de perros y gatos a los que la gente llevaba sus mascotas. Se llamaba Perretes, tenía su propia página Web y hace poco que ha cerrado. Lo mismo el restaurante mexicano La Tía Juana, que durante unos meses exhibió un anuncio que me pareció siempre vergonzoso, uno que rezaba: Hígado, calienta, que este finde sales de titular. Lamentable. Pues también ha cerrado.

No sé cómo interpretar esta fugacidad de los nuevos negocios. Yo no entiendo de estas cuestiones, pero me intuición me habla de algo relacionado con el blanqueo de dinero negro. Para lanzarse a montar un negocio de cualquier tipo hay que hacer un estudio previo que cualquier economista te elabora por dos duros. Los que montan uno de estos comercios, tienen a su disposición un estudio de negocio, que posiblemente les alerta de que la inversión es de riesgo. Y, si se lanzan al abismo, es porque han de tener otros objetivos. Mi barrio está lleno de restaurantes casi siempre vacíos y comercios donde no parece entrar nadie. Sospechoso. Ya profundizaremos más en este asunto, del que también les ruego opiniones.

Me queda sólo anunciarles mis dos próximos viajes, con los que cierro mi ciclo de escapadas veraniegas. El próximo viernes, 1 de agosto, tomaré con mi pareja un avión de las Norwegian Airlines con destino a Oslo. Nos hemos apuntado a un viaje de una semana por Noruega, de los que organiza la Comunidad de Madrid, para presumir que son mejores que los del INSERSO, que ya se sabe que huelen mal porque dependen de Pedro Sánchez (mira que son cansinos estos peperos). Es la primera vez que me sumo a uno de estos viajes, más baratos que los de agencias como Alventus o Aularte, que ya utilicé en su día, por estar subvencionados por la CAM. Espero que nos lo pasemos bien, a pesar de la advertencia genérica del Presidente de la Sociedad Española de Estreñidos que les he citado más arriba.

Me dice algún usuario experto que no haga demasiados comentarios negativos de Ayuso, que es el ídolo de buena parte de los que se apuntan a estos tours. Veremos y ya se contará. Lo que sí les adelanto, es que, como de costumbre siempre que viajo acompañado, no me voy a llevar el ordenador; ese es un pasatiempo de viajeros solitarios, así que no sabrán de mí hasta mi vuelta, que está fijada para el día 8. Y, una semana después, el día 16, tengo un billete de tren para viajar a La Coruña, visitar a mi hermano Pepe, encontrarme con mis buenos amigos Alfred y Berto y, ya si eso, calzarme unos buenos percebes, unos camarones o un centollo recién pescado. Como ven, no son malos planes para terminar el verano. Si ustedes están ya de vacaciones, disfruten del campo o la playa. Y, como siempre, pórtense bien.

jueves, 17 de julio de 2025

27. Los sultanes del blues

Pues en el ínterin entre mis viajes veraniegos 2 y 3, aprovecharé el tiempo para hacerles una reseña de mi segundo viaje, felizmente terminado tras cuatro días realmente especiales en torno al Festival de Blues de Béjar. Si bien quiero decirles primero que, en estos días, la actualidad no ha parado de discurrir desbocada como en las semanas precedentes y, aunque no sigo especialmente los debates del Congreso, como todos ustedes he podido ver con estupefacción como Feijoo se dedicaba a insultar la memoria del suegro fallecido de Sánchez, llamando prostitución a lo que simplemente era una cadena de saunas donde los gays se reunían para hacer sus contactos. Los gays debían utilizar ese medio porque estaban prohibidos en tiempo de Franco; abajo en la esquina de mi casa hubo una de estas saunas durante años.

Este tipo de negocios se vino abajo cuando la homosexualidad se homologó como un comportamiento corriente y se legalizó el matrimonio gay, de la misma forma que la gente dejó de ir a Perpiñán cuando las películas que se veían en todo el mundo, menos en nuestra censurada cartelera, pasaron a exhibirse normalmente. Igual que los cines X desaparecieron cuando los adictos a este tipo de cine empezaron a disponer libremente de ello en sus casas. Pero en esas saunas, que yo sepa no se ejercía ningún tipo de prostitución y hay que ser muy paleto para confundir ambas cosas. Que Feijoo saque este tema como su gran descubrimiento, en el momento en que podía haber hecho mucha más sangre por el caso Cerdán-Ábalos, da la talla exacta de este señor: no es sólo un mal político, torpe, vago, desmañado y feo, sino que además es un canalla. Y es muy difícil que los españoles voten a un canalla para presidente.

Discúlpenme, pero es que le tengo mucho asco a este señor; creo que hasta podría votar a Abascal antes que a este impresentable. En el reciente congreso de su partido, ha defenestrado a la piraña Cuca Gamarra, seguramente porque no insultaba lo suficientemente alto. Y le ha dado todo el poder a Tellado, un personaje que se ajusta al prototipo de lo que se llama en Galicia un marulo. Un tipo al que Feijoo se ha traído de Galicia para que ataque y muerda como un perro bulldog. Un sujeto al que le crecen percebes en los sobacos y mejillones en sus partes bajas. En esta guerra contra el sanchismo (¿ustedes saben lo que es eso?), vale todo, hasta utilizar a Copito de Nieve González. ¿Cómo dicen? ¿Que no saben a quién me refiero? Normal. Como que me acabo de inventar el mote. Por supuesto que aludo a nuestro ex presidente, reconvertido en burgués acomodado, tras usar la famosa puerta giratoria para colocarse bien en ENDESA y otros consejos de administración. Aquí lo tienen, tan lustroso como de costumbre. Da gloria verlo.

Con estos mimbres, la legislatura de Sánchez no peligra y podrá durar hasta el final, como yo pedía en mi post anterior. Los partidos periféricos que lo apoyan tendrán cuidado en sostenerlo, porque, en cuanto este señor se vaya, su importancia nacional tenderá a cero de forma irreversible. Por cierto, como siempre últimamente, el discurso que me pareció más sólido es el del señor Rufián, que pueden revisar abajo si no lo escucharon. Este hombre ha aprendido mucho durante su trayectoria en el parlamento y en estos últimos tiempos está sembrao. ¿Cómo dicen? ¿Que se me ve el plumero político-ideológico? La culpa la tienen ustedes que me han estado pinchando para que me pronunciara. ¿No querían opiniones sobre la actualidad? Pues aquí las tienen. El discurso de Rufián no tiene desperdicio.

Frente a parlamentos como este, sale Feijoo (que encima es un pésimo orador) y lanza el tema del suegro de Sánchez. Pero al final está bien que Feijoo haya perpetrado un discurso tan pobre y tan rastrero, porque así sabemos cuál es exactamente su talla política y moral. Es que eso ya no es ni talla: es catadura. Es calaña. Lo mismo que también están bien los incidentes racistas de Torre-Pacheco, para que veamos lo que nos espera cuando gobierne esta gente, que sin duda imitarán las políticas represivas del señor Trump. El tipo del pelo naranja está convirtiendo la vida en las ciudades americanas en un infierno para la gran mayoría de sus ciudadanos, los que no son estrictamente blancos y arios. Hablando de Trump, sus baladronadas y fanfarronerías ya no asustan a los mercados. Los vaivenes en su discurso, su cantinela de alirondo-alirondo-alirondo, el arancel te lo quito y te lo pongo, es recibida por el mundo financiero con absoluta indiferencia. Y, en cuanto a sus esfuerzos por parar las guerras, pues de momento son infructuosos y ojalá dieran mejor resultado, por el bien de las poblaciones civiles de Ucrania y Gaza. Mientras, los chinos siguen impertérritos controlando la economía mundial.

Ahora resulta que la empresa más poderosa a nivel mundial es Nvidia, la marca que fabrica los chips y demás componentes de todos los artilugios informáticos, incluidas las macrofactorías de la Inteligencia Artificial (en las que, por cierto, se contamina a lo bestia, se consume agua sin límites y se utilizan los componentes de tierras raras cuyo mercado controlan los chinos). Cuando Trump lanzó su primer arancelazo, esta empresa pegó un bajón tremendo en bolsa, y yo llegué a pensar que estábamos ante una Nvidia-Kochina. Pero ya se ha recuperado y ahora nadie en las altas esferas financieras teme al energúmeno del pelo naranja. Sólo le temen los emigrantes y con buenos motivos. Y no quiero extender mucho más estas opiniones, claramente sesgadas, si bien reservaré un espacio para mi habitual crítica al alcaldillo este que nos ha tocado en suerte o en desgracia.

Ayer por la mañana salí a correr, como casi todos los miércoles. Para ello hube de madrugar y empezar mi ejercicio a las 7 de la mañana; después el calor convierte esta práctica en peligrosa. Nada más salir, tuve que cruzar el Paseo del Prado, cinco carriles rodados por sentido, a pesar de estar incluido en un paisaje protegido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad. Como no hagan algo al respecto, se arriesgan a que les quiten la calificación y las subvenciones que lleva aparejadas. A continuación, subí la Cuesta de Moyano, con la incertidumbre de si me encontraría el Retiro cerrado, por la mierda de protocolo que aplica el Topillo y que tiene cabreados a todo el gremio de corredores y demás usuarios tempranos del parque.

Pero ayer, por fortuna estaba abierto y pude hacer mi práctica sin mayores problemas. El alcaldillo está ahora disfrutando de la baja de paternidad que debería agradecer al denostado Sánchez, que ha luchado por ello mucho más que los de su partido. Y mientras, los madrileños sufren el horno de la Puerta del Sol, en la que el Ayuntamiento se ha gastado ya más de diez millones de euros. El lunes, después de mi sesión de yoga y una cena en condiciones, se me ocurrió aprovechar que ya había anochecido para acercarme a la heladería Amorino, en la calle de Postas, y obsequiarme con uno de sus estupendos barquillos. De vuelta, pasé por la Puerta del Sol y me senté a tomármelo en uno de los bancos de granito supuestamente protegidos por los toldillos del alcaldillo. Y, créanme, me tuve que levantar enseguida, porque me estaba quemando el culo, y eso que el sol llevaba ya varias horas oculto. Algún listo ha utilizado la Inteligencia Artificial para dibujar una solución a la plaza que seguramente sería muy aplaudida por los usuarios habituales de la zona. Véanla.     

Yo creo que hasta la señora Ayuso se podría instalar un trampolín en su despacho, para lanzarse a la piscina en plan Esther Williams, y celebrar así la forma en que su entorno ha reconvertido los delitos fiscales de su novio en una persecución al fiscal que los instruye. Otro portento único en el mundo: aquí, no sólo se cierran los parques por el calor, sino que los defraudadores fiscales persiguen a los jueces. Los pajaritos disparando a las escopetas, que dicen en Argentina. Pero hablemos ya de Béjar y su festival de blues. Tal vez recuerden que, con mis amigos Henry Guitar y Críspulo, acudí a ese festival hace dos años, asistiendo a grandes actuaciones, como las de Tommy Castro y Vanessa Collier. El año pasado no pudimos repetir la experiencia, porque yo estaba dando la vuelta al mundo y soy el chofer oficial del trío. Así que este año buscamos repetir y conseguimos alquilar la misma casa rural de hace dos años.

Esto de la casa es clave, porque Béjar es una ciudad sobre una colina y la plaza de toros en la que se celebra el festival se sitúa en una colina diferente. La casa que conseguimos está en esta segunda colina, que llaman del Castañar. De modo que teníamos la plaza de toros a cinco minutos andando. Teniendo en cuenta que cada uno de los dos días que dura el festival, los conciertos empiezan a las nueve de la noche y acaban a las tres de la madrugada, es clave tener la cama cerca y no tener que coger el coche a esas horas tardías y alcohólicas. El trayecto desde Madrid es cómodo, no llega a las tres horas. Viajamos el jueves, llegamos a la hora de comer y fuimos directamente al restaurante Casa Senén, en la misma Colina del Castañar, donde nos obsequiamos con diversas exquisiteces, como el plato de morro de cerdo al pimentón que ven abajo y que yo me calcé sin inmutarme. No les extrañe que estuviéramos tan contentos.


Después de comer, tomamos posesión de nuestra casita rural y nos instalamos para una merecida siesta. Ya de atardecida, cogimos el coche de nuevo para acercarnos al centro de Béjar, en donde había una fiesta de bienvenida, para la que habían habilitado un escenario en la calle Gerona, enfrente del bar La Alquitara. Allí tocaba el grupo madrileño Chicken Wings (es decir, Alitas de Pollo), comandado por el guitarrista César Crespo, un habitual de la noche blusera madrileña (estos días está tocando con su grupo en La Coquette). Le acompañaba el joven guitarrista Noé Celestino y entre ambos montaban unos dúos muy vistosos, acompañados por un contrabajo de los de toda la vida y un batería italiano muy bueno. Este grupo estaba también anunciado para las sesiones vermú de viernes y sábado. En La Alquitara no tienen grandes ofertas culinarias, pero muy cerca de allí, al otro lado de la calle está el bar Eladio, donde te ponen unas tapas fabulosas. Así que estuvimos esa noche del jueves tomando cosas ricas y hablando con los músicos, a los que Henry conocía de antes.

Los días 11 viernes y 12 sábado tuvieron una programación similar. Nos levantábamos temprano para ver el encierro de los sanfermines (Críspulo es un taurino recalcitrante). Luego nos preparábamos un desayuno en condiciones y nos íbamos en el coche a hacer alguna excursión por el entorno. El jueves fuimos a la Alberca, que es una buena tirada, pero merece la pena porque el pueblo es precioso. Y el viernes visitamos Candelario. A la hora del vermú estábamos de vuelta en La Alquitara para tomar algo viendo a los Chicken Wings. A continuación subíamos a comer a Casa Senén, nos echábamos una buena siesta y nos preparábamos para acudir al festival debidamente duchados, afeitados, perfumados y maqueados para la ocasión. Uno de los tres días en que los escuchamos, el grupo de César Crespo hizo una versión del clásico de los Shadows Apache, de la que tomé un vídeo que les muestro (ya la pillé empezada, mis disculpas). Esta canción se publicó en 1960, yo tenía nueve añitos y la escuchaba en La Coruña. ¡Cuántos recuerdos! 

Este videoclip les da una idea del ambiente que había en Béjar en los días del festival. Este evento le da la vida al pueblo durante todo el fin de semana. Hace dos años, nos acercamos también a Hervás, donde había conciertos callejeros y ambiente similar. Pero este año, el festival cuenta con una sustanciosa ayuda de la Junta de Castilla y León, por lo que Hervás, que pertenece ya a Extremadura, se ha quedado fuera. El viernes, pues, hicimos el largo y tortuoso camino a La Alberca, pueblo precioso donde pasamos la mañana callejeando, e incluso visitamos la monumental Iglesia Parroquial de la Asunción, del siglo XVIII y con un púlpito de granito policromado muy curioso. Allí, un beato veterano ocasional nos contó algo de la historia del pueblo.

Parece que la zona fue repoblada en los siglos XII y XIII, con mucha presencia de franceses, por el hecho de que el conde Raimundo de Borgoña se había casado con Doña Urraca, futura reina de León. Por eso esta sierra se llama de la Peña de Francia. En el siglo XV, las tropas portuguesas del Prior de Crato atacaron el pueblo aprovechando que los hombres estaban fuera en faenas de labranza, pero las mujeres del lugar derrotaron ellas solas a los invasores y les arrebataron el pendón, que todavía se conserva y se muestra en el pueblo. Cada segundo domingo de Pascua, La Alberca celebra este hecho histórico, dejando que las mujeres gobiernen por un día el Ayuntamiento y las demás instituciones locales. Aquí unas imágenes de nuestra visita.




Se ve poca gente en la calle, porque fuimos muy temprano. A final de la mañana empezaron a llegar autobuses de turistas y escolares y nosotros nos volvimos para llegar a tiempo a la sesión vermú de los conciertos callejeros de Béjar. Tras las cañas obligadas en el Eladio y la nueva comida en Casa Senén, nos echamos la siesta correspondiente y salimos para el festival. Allí nos pusieron la pulserita reglamentaria que nos permitía entrar y salir del recinto sin problemas. A la puerta del coso taurino está el bar terraza El Nido de Susi. Hace dos años hicimos mucho uso de este agradable lugar e incluso hicimos amistad con la Susana que da nombre al bar. Tal vez mis viejos lectores recuerden que en mi viaje a Londres a finales de 2023 me acerqué al bar londinense que regenta su hermano Pedro.

Pero este año, El Nido de Susi había cambiado a peor. Nos contaron que Susana había abierto otro bar en la entrada del pueblo y ya no venía por allí más que de cliente ocasional. Además, ya no ofrecían ninguna de las estupendas cenas que nos dimos hace dos años. Ahora lo regenta un tipo bastante sieso, que sólo tiene bandejas de embutidos variados a 10€ la unidad y tercios de cerveza Mahou. Ante eso decidimos darle preferencia a los bocatas que vendían dentro del coso, además de alguna salida esporádica a Casa Senén, que tiene buenos vinos. Esa primera noche, la estrella del cartel eran Rick Estrin and the Nightcats.

Al grupo que dirige este veterano armonicista de San Francisco ya es la cuarta vez que lo veo: Cazorla hace tres años y dos visitas a Madrid en 2023 y 2024 en donde los vimos en el Café Berlín. Este año estuvieron espectaculares, no en vano han sido elegidos como el mejor conjunto de blues de 2025 por una revista que cada año da sus premios. Actuaban en segundo lugar y su concierto eclipsó completamente los de los demás músicos. En primer lugar, tocaban unos vascos que no eran malos y después de Rick un veterano soulman de Texas al que habían arropado con músicos españoles. Cerraban la noche Parker Barrow, un grupo de rock acelerado comandado por una cantante rubia muy espectacular que chillaba todo el rato con su chorro de voz agudo, No eran malos, pero estábamos ya un poco cansados y nos retiramos antes de que terminaran. Una imagen de esa primera noche.

El sábado madrugamos de nuevo y dedicamos la mañana a una visita a Candelario, que está al lado. La idea era estar por allí hasta el almuerzo, pero estaban cerrados todos los bares menos uno que estaba lleno. Así que, tras un paseo hasta la parte alta del pueblo, volvimos a Béjar y buscamos el nuevo bar de nuestra amiga Susana. Se puso muy contenta de vernos, se acordaba de nosotros, especialmente de mí que la enseñé a hacer estiramientos para suavizar el cansancio al final de las noches de trabajo duro en el Nido. Ahora regenta el bar Kalo, que abrió en el puente de mayo y va también como un tiro, porque esta chica ofrece productos de calidad, trabaja duro y tiene un encanto especial. Quedamos en volver al año que viene, porque la dueña de la casita rural nos ha dicho que nos guarda la vez. Almorzamos allí y luego hicimos algunas gestiones, visitamos un mercadillo y llegamos puntuales a la sesión vermú del festival. Una imagen más en la zona de La Alquitara.

La segunda noche en la plaza de toros tenía por estrella a la cantante y guitarrista británica Joanna Shaw Taylor, tres años mayor que Samantha Fish, que vive ahora en Nashville. Pero antes de ella había un programa contundente; se nota la subvención de la Junta. Empezó el grupo del veterano Nick Moss, bastante bueno y con un armónica espectacular, al que vimos en primera fila. Pero la segunda actuación de la noche era fabulosa. Se trata de cinco músicos negros bastante mayores y con amplias trayectorias, que han decidido unirse bajo el nombre de The Kings of the Blues. Nada menos que el bajo y batería que acompañaron a BB King durante toda su carrera. Más un saxo que había tocado veinte años con James Brown. Y un guitarra y un pianista que tienen sendos Grammys. La cosa sonaba como se pueden imaginar y nos dejó a todos patidifusos.

En tercer lugar, tocaba un guitarrista negro que no era malo, pero después de los auténticos reyes del blues nos dejó un poco fríos, lo que aprovechamos para subir a las gradas a sentarnos un rato, que ya somos mayores y aguantar de nueve a tres de la mañana sin sentarnos es demasiado pedir. Y llegó el turno de Joanna. Esta mujer es un cañón con la guitarra, toca todo el tiempo con gestos nerviosos de ambas manos, pero no falla una nota. También canta muy bien y lleva un grupo potente. Empezó a las dos de la mañana, pero de allí no se iba nadie, al contrario del día anterior. Les grabé un clip de parte de la canción más lenta que interpretaron, un blues con la temática habitual, te he amado demasiado tiempo, etc., cantado con fuerza y mucho sentimiento. 

Joanna tiene una forma muy personal de tocar, incorporando resonancias gaélicas que delatan su origen y es ya una estrella de este pequeño mundo del blues. Un mundo que hasta hace poco dominaban músicos negros, veteranos y malencarados. En estos últimos años, artistas como Samantha Fish, Ghalia Volt o esta Joanna Shaw Taylor claramente les han arrebatado el pendón del liderazgo musical. Al principio de la actuación de Joanna, la organización advirtió que no estaba permitido tomar fotos o vídeos con aparatos profesionales, por cuestiones de contratos y exclusivas. Casi al final, un segurata le arrebató su pequeña cámara a una chica que estaba cerca de mí, en la primera fila. Joanna, que estaba pendiente de todo, se dio cuenta y, con gestos visibles reclamó que se la devolvieran, todo ello sin dejar de cantar. Al final del concierto, en medio de una ovación atronadora, Joanna bajó a darle un abrazo enorme a la chica. Momento que aprovechamos Críspulo y yo para hacernos una foto con ella y completar nuestra colección de mitómanos.

Como nos habíamos acostado cerca de las cuatro de la mañana, el sábado nos perdimos el encierro de sanfermines. Nos dimos un pequeño paseo por la zona, nos despedimos de la dueña de la casa y paramos a desayunar con Susana en el Kalo, antes de enfilar carretera. Como ven, un viaje perfecto que nos hizo sentirnos por un día los Sultanes del Blues y que finalizamos tomándonos la penu en el Dolmen, el bar debajo de la casa de Críspulo. Esta aventura no me impidió reanudar mi actividad normal en la semana actual, con mi sesión de yoga el lunes, mi clase de inglés el martes y la carrera por el Retiro el miércoles, tal como les he contado. Una vez que termine este post y lo publique, me pondré a preparar la maleta para mi viaje de mañana a París, que sale de la T4 tempranito, a las 7.20. Esta serie de viajes me va permitiendo sortear el verano ultracaluroso que estamos sufriendo. A Tarick Marcelino Martínez no le gusta demasiado este trajín, pero aprovecha los intervalos para restregarse bien conmigo, como ven en este vídeoselfie que les dejo de despedida. Sean buenos y no se quejen del calor, que ya hace casi un mes que los días se están reduciendo como cada año.

domingo, 6 de julio de 2025

26. Viento en popa a toda marcha

Pues aquí seguimos, bajo un calor infernal, que nos ha hecho pasar un mes de junio con temperaturas de julio/agosto, y preparándonos para afrontar lo que nos viene, que da verdadero miedo. Ya les advertí de que yo tenía preparados cinco viajes para huir del calor de mi ático en el centro de Madrid, el primero de los cuales, por París y la Borgoña, fue debidamente relatado en esta tribuna. Hoy les anunciaré los dos siguientes, que vienen ahora seguidos. Pero antes debo continuar con el relato de mis peripecias de estos días en el horno madrileño, siguiendo el hilo de mi post anterior. En relación con mis comentarios geopolíticos generales, la situación no da demasiada tregua. Trump está desatado y lo sorprendente es que las cosas le están saliendo bien, aunque uno no sabe ya qué creerse en esta tesitura en la que las noticias te las brindan unos algoritmos que se ayudan de la inteligencia artificial.

Le va bien a Trump porque, para empezar, sus bombardeos sobre Irán no han desatado el temido armageddon. Los ayatolas iraníes empiezan por proclamar que estos bombardeos no les han hecho ni cosquillas, que el uranio enriquecido que están fabricando desde hace décadas lo habían cambiado de sitio, como expertos trileros. ¿Será verdad? Más bien parece la respuesta del chico agredido por el matón del cole que se apresura a gritar: no me ha hecho daño. A continuación, anunciaron que la respuesta sería terrible. Pero esa respuesta se limitó a atacar unas bases USA en Qatar, avisando de la hora y el objetivo de sus misiles: ojo, que mañana a primera hora van para allí unos petardazos, poneros a cubierto, que no queremos que muera nadie. Por último, proclamaron que habían ganado esa guerra relámpago y lo celebraron en las calles de Teherán. Un paripé vergonzante.

Los mercados se afanaron en subir sus valores, a la vista del bluff. Y otro paripé infumable: la cumbre de la OTAN y los melifluos mensajes del señor Rutte, el que nos llamó PIGS a España, Italia, Grecia y Portugal, transmutado ahora en pelota en jefe. Vomitivo. Trump volvió a sus cuarteles, a seguir jugando al golf, ufano y satisfecho ante semejante muestra de vasallaje internacional (sólo Sánchez le plantó cara) y dispuesto a seguir implacable con lo que de verdad le interesa: aprobar su Ley Grande y Hermosa (sic) por la que les baja los impuestos a los ricos y, para compensar el bajón de ingresos en las arcas públicas, reduce prestaciones sanitarias y sociales a las clases más depauperadas. Ya les dije que, en mi última visita a los USA el año pasado, la impresión que me llevé es que allí, como te pase algo, no hay quien te ampare. Pues peor será a partir de ahora, con la ICE (versión yanqui de la Policía Patriótica de M. Rajoy), campando a sus anchas por las calles, de paisano y deteniendo a traición a cualquiera que tenga aspecto de inmigrante sin papeles, para inmediatamente raparlo al cero y grabarlo en vídeo para mayor escarnio, mientras lo llevan esposado, encadenado y agachado en dirección a una cárcel de El Salvador. Y, si se monta una protesta contra este atropello, entonces intervienen los de la foto de abajo.

En realidad eso mismo es lo que les gustaría implantar aquí al PPVox y de ahí su impaciencia por llegar al poder, su abuso del insulto, la hipérbole y la sobreactuación, sus vaticinios de que España se va a ir a la mierda por culpa de los comunistas, bolivarianos y corruptos que gobiernan nuestro país como el culo, cuando la realidad es que nuestra economía va bien, que el FMI y el Banco Mundial celebran nuestros logros y el denostado Sánchez es recibido en todas partes con respeto, entre otras cosas porque habla inglés. Y su política económica, tiene un tinte social, sí, pero es tan de derechas como el sistema mundial exclusivamente permite. A este señor, le oponen a un Feijoo, que es muy torpe, muy feo y que da la sensación de que no tiene carácter para controlar a Ayuso y menos a sus potenciales socios de Vox.

Así que, desde este foro, yo le animo a Sánchez a que resista. Todo lo que pueda, ya lo dije en mi post anterior. Uno tiene la impresión de que la UCO, de la mano del PP y los jueces peinados, hurtados y pringados, tiene todavía unas cuantas balas en la recámara, que irán dosificando a través de El inMundo, el ABC y los libelos amarillistas como OK Diario, El Español o el Voz Populi. Muy bien: si de verdad hay algo que implique directamente a Sánchez, imagino que tendrá que dimitir. De momento, yo le animo a seguir. Y, si siguen ustedes como yo leyendo El País, supongo que habrán advertido el giro antigobierno que ha adoptado este periódico con el cambio de Director, el cese de Pepa Bueno y el amago de cese de Angels Barceló, que finalmente sigue contándonos la actualidad cada mañana en la SER. Hasta han utilizado un artículo de opinión de mi admirado Javier Cercas pidiendo que Sánchez dé un paso al lado, al que reservaron un lugar preeminente en la portada. Por una vez, yo no estoy de acuerdo con Cercas. Yo, sanchista hasta el final. Por si tenían alguna duda.

En relación con todo esto, les pido que lean un artículo reciente de Nicolás Sartorius en El Diario.es. Con este señor sí que estoy de acuerdo al ciento por cien. Para leerlo han de pinchar AQUÍ. A mí lo que de verdad me decepciona de Sánchez y sus acólitos es la ingenuidad que han mostrado al fiarse de un sujeto con la pinta de Koldo. Si admitimos mi teoría de que cada persona es lo que parece y parece lo que es, convendrán conmigo en que es difícil encontrar un personaje más feo, cenizo y turbio que el de la imagen que tiene abajo. Es que se podría ganar la vida como malvado en las películas de James Bond. Si han sido tan cándidos como para fiarse de un tipo con ese careto, ahora que no se quejen de que les haya grabado a todos diciendo inconveniencias. Además, este elemento había trabajado antes para el PP y se había beneficiado de un indulto de Aznar para no entrar en chirona por una perrería de aquellos tiempos. Hay que ser muy infelices para fiarse de semejante pájaro de mal agüero. 

Desde luego que yo no quiero a Feijoo al frente del Gobierno. Ya tengo bastante con Ayuso y Almeida. Ayuso aplica ya políticas trumpistas y se está cargando los servicios públicos en la región. La sanidad pública te da citas para noviembre, mientras las privadas te bailan el agua para que te hagas socio, empieces a apoquinar y no tengas que sufrir listas de espera. Y las universidades públicas las está estrangulando, como les demostraré más abajo con un caso concreto. Pero casi peor es lo de nuestro alcalde diminuto, física y políticamente, que sigue cerrando el Retiro cada vez que circula un poquito de aire, hurtándoles a los ciudadanos uno de los pocos refugios climáticos. Es esta la única ciudad del mundo en que se hace tamaña idiotez. Ante el clamor por este tema, se nos quiere convencer de que es por nuestra seguridad, que lo que pasa es que no lo entendemos.

No hay un solo madrileño a favor de esta medida absurda. Pero los tontos somos nosotros, que no la entendemos. El tema es similar a lo que sucede con los cambios de horario invierno-verano. Se ha demostrado ya que esto no sirve para nada y que hay que dejar uno solo de los horarios, para todo el año. Lo que pasa es que, cada vez que preguntan a la ciudadanía cuál de ellos prefieren, la mayoría aplastante se pronuncia a favor del horario de verano. Pero hay por ahí arriba algunas instancias que nos quieren calzar el de invierno y no saben cómo convencernos. Así que nadie se atreve a imponer una medida que sería impopular desde el primer día. En el caso de los cierres del Retiro, el alcaldillo tiene la excusa de que hay unos protocolos que aprobó Carmena y él se limita a aplicarlos. ¡Coño! ¿Pero este señor no ganó sus primeras elecciones en base a una campaña en la que prometía revertir todas las medidas que había aprobado su antecesora? Pues que revierta este protocolo.

Con este calor, la única hora en la que se puede correr por el Retiro es a las siete de la mañana. Pero llega uno ante las puertas y se encuentra el parque cerrado porque el día anterior hubo unas tormentillas, cerraron el parque y todavía no se han levantado los funcionarios que han de aprobar la reapertura. Y allí que nos hacinamos todos los corredores, patinadores, ciclistas y paseantes de perros que aprovechan esas horas tempranas, en muchos casos porque luego han de entrar a trabajar, y que nos vemos forzados a desarrollar nuestra actividad programada en el escueto espacio de una acera minúscula y achuchados por el tráfico.

Cuando en todas las ciudades del mundo desarrollado se están implementando políticas de renaturalización urbana y soluciones basadas en la recuperación de la naturaleza, aquí el Topillo no hace más que favorecer el tráfico privado y que sigamos siendo la ciudad menos friendly para la bicicleta. Y se talan árboles masivamente, como los que había en la Plaza de Santa Ana. Y el colmo del ridículo de este señor es el resultado de las obras de la Puerta del Sol, en la que han implantado unos toldillos propios de una feria de pueblo pequeño, que ni dan sombra ni tienen una imagen apropiada para una plaza tan significada. Les recuerdo que las obras iban a estar terminadas para la Nochevieja de 2023 y sigue habiendo vallas en la plaza. Y que se han gastado ya unos 15 millones en esta plaza, para dejarla igual: sin un solo refugio para no achicharrarse al cruzarla (nadie se plantea quedarse un rato en semejante horno). Y ahora le plantifican unos toldillos de mercadillo de barrio. Unos toldillos para un alcaldillo. El otro día la atravesé para ir a comprar café a La Mexicana y tomé un par de fotos. Juzguen por ustedes mismos.


¿Cómo dicen? ¿Que se ve gente sentada en los bancos? Hombre, este es el centro del turismo pedorro, de los que vienen de Villarejo de Salvanés y demás pueblos de la periferia. Y esta gente, ya que se han tomado la molestia de venir, pues intentan sentarse, pero les juro que no duran mucho, porque hay serio riesgo de quemarse el culo. En fin, ya ven que sigo en mis trece. Porque, a la espera de mis próximos viajes, debo seguir aguantando la calorina y tratar de seguir haciendo mi vida de jubilado feliz. Otro que sigue feliz y en sus trece es el bueno de Tarik Marcelino Martínez, que está encantado de vivir conmigo. Y que, a falta de pájaros para cazar, se puede conformar con algún saltamontes, como ven en el vídeo de abajo. 

Como Tarik, yo sigo con mis actividades como si no hiciera tanto calor y el viernes 20 de junio, como les conté, acudí a la Facultad de Ciencias de la Información, para asistir al acto de titulación de mi amiga chilena Gabriela Lucero, a la que conocí en Santiago de Chile el año pasado, por medio de mi amiga y anfitriona Valeria López. Gabriela anda por aquí hasta octubre, pero ya ha terminado el Máster de Comunicación Política que vino a cursar. En el acto, las diversas intervenciones de la directora, dos profesores y algunos de los alumnos, insistieron en la necesidad imperiosa de contar la verdad en la prensa, para resistir la ola de desinformación que nos inunda, además de la amenaza de la inteligencia artificial. Fueron unos discursos muy buenos, tras lo cual se entregaron los diplomas y las orlas. Le hice algunas fotos a Gabriela, aunque mi móvil no hace buenas fotos de lejos. No obstante, les muestro algunas. 



El miércoles 25 de junio, participé en un acontecimiento sonado. Era el último día de clase de guitarra y montamos una audición para las familias de los alumnos y diversos amigos. El tema era trascendente, porque mi querido amigo y maestro Henry Guitar ha decidido jubilarse, así que en el próximo septiembre no se reanudarán las clases como de costumbre. Todavía no sé cómo voy a encajar este tema, ya estoy echando de menos mis excursiones a la Palomeras profunda y mis cervezas en Los Cuñaos. Las situaciones evolucionan y, como dice Henry, no se acaba el mundo por esto. Les iré contando por dónde tiro. De la audición no tengo ningún testimonio sonoro y sólo una foto no muy lucida, de parte del combo en plena faena. Véanla.

Las situaciones evolucionan; ahora mismo no sé si continuaré progresando con la guitarra y he de comunicarles también que me he dado de baja en el club de lectura Billar de Letras. Mis motivos aquí son básicamente que el tema cada vez me divertía menos. Esto empezó como un club presencial, en el que Ronaldo sacaba un par de botellas de vino y los demás llevábamos aceitunas, almendras o patatas fritas. Se discutía libremente sobre un libro que nos comprometíamos a leer, uno al mes. A partir de la pandemia, el formato cambió a on line y ya no ha vuelto a ser presencial. Yo era el único que seguía de todos los colegas del principio. Y con este formato, ya no se trataba de un club de lectura, sino de un club de colegueo literario editorial, en el que Ronaldo solía invitar al autor o autora del libro, a los editores o traductores, lo que coartaba mucho a la hora de expresar opiniones más críticas.

Además, los libros que leíamos eran casi todos marginales, de pequeñas editoriales independientes, con los que Ronaldo tiene interés en quedar bien. Y yo tengo ganas de leer a Cercas, a Aramburu o a Han Kang. Este club está bien para gente que se quiere dedicar a escribir. Y yo hace tiempo que he desistido de eso: el blog calma plenamente mis necesidades creativas y, con 74 años, lo último que deseo es pasarme dos años sufriendo para parir una novela y otro año más para que llegue a los lectores (en el improbable caso de que eso sucediera). Yo no soy ya un escritor, sino un bloguero y un lector. Y quiero un club de lectores, no un club de aspirantes a escritores. Todo esto se ha desencadenado a partir de mi vuelta del viaje de vuelta al mundo. Los libros que analizamos en las sesiones posteriores, una vez que yo me reincorporé al club, fueron bastante decepcionantes para mí y me han llevado a esta decisión.

Pero mis saraos de estos días han continuado. El lunes 30 de junio, regresé a la Facultad de Ciencias de la Información, esta vez para dar una clase de dos horas para un curso de la Escuela de Verano de la Universidad Complutense. Es una clase que solía dar cada año hasta que llegó la pandemia. Por diversas circunstancias, ese curso no se volvió a organizar hasta el año pasado, en el que yo estaba de viaje. Pero me han vuelto a llamar y la verdad es que la cosa salió espectacular, aunque esté feo que lo diga. Conté un poco la historia de Madrid y su relación con el agua, cómo es que se implanta una aldea en un lugar en donde sólo hay un pequeño río, al que el asentamiento da la espalda, hasta el desarrollo del proyecto Madrid Río, al que dediqué la segunda hora de la charla. Mi amiga Gabriela acudió a escucharme y me devolvió las fotos, también de calidad deficiente, pero es lo que hay.


Eran 25 alumnos, todos arquitectos de distintos países latinoamericanos y se quedaron encantados, hasta el punto que tras la primera hora les ofrecí parar a hacer un descanso y dijeron todos que no, que siguiera, que estaban alucinados. Hicieron muchas preguntas, tomaron notas y quedaron en escribirme para mantener el contacto. La verdad es que esta es una de las conferencias más vistosas, entre las que componen mi repertorio. Y aquí les traigo el ejemplo a que me refería más arriba, a la hora de explicarles cómo la señora Ayuso está estrangulando a la universidad pública. ¿Saben cuánto me van a pagar por esta charla que es de verdadera altura y lleva detrás un trabajo de preparación importante? Pues 75€ por cada hora, antes de descuentos por Hacienda. Es decir, a mí me ingresarán unos 120€. Más o menos lo que gana mi asistenta por venir a limpiar mi casa cuatro veces al mes. Huelga todo comentario.

Por cierto, si alguno de ustedes, queridos lectores, puede organizarme una cita para dar esa charla, o la relativa al proceso de realojos de Palomeras que también es muy interesante, les juro que van a quedar ustedes muy bien. Y ya saben que yo hago esto gratis, normalmente. Pero aún me queda un sarao que contarles. Este sábado, 5 de julio, me sumé con mi pareja a la fiesta de la parroquia evangelista alemana, llamada Brass and Beer Fest, a la que ya he asistido otros años. Participaban tres grupos de jazz de estilo Dixieland, el típico de Nueva Orleans, con predominancia de los metales, percusiones manuales y al estilo tradicional, antes de que la música se electrificara y aparecieran los bajos eléctricos. De modo que el papel del bajo lo hacen sucesivamente una tuba, un helicón y un saxo barítono. Lo pueden comprobar en los clips que tomé de los tres grupos, si tienen ganas de verlos.



Lo pasamos muy bien en este festejo, que coincidió con el desfile del Orgullo Gay, que hubimos de atravesar para llegar a la zona de la Plaza de Colón en donde está esta curiosa parroquia alemana. Además de la música y el bailoteo, el festejo incluye cervezas Weiss de trigo, salchichas bratwurst y bretzels recién horneados. Como ven, yo sigo a mi ritmo vital habitual, viento en popa a toda marcha, y únicamente me queda reseñarles los dos siguientes viajes que me dispongo a emprender. El próximo jueves, después de mi clase de inglés on line, cogeré el coche, iré a recoger sucesivamente a mis amigos Henry Guitar y Críspulo y conduciré hasta Béjar, Salamanca, en donde asistiremos al Festival de Blues que este año cumple su edición XXVI. Hace dos años fuimos allí para ver a Tommy Castro y Vanessa Collier, entre otros, y el año pasado no pudimos ir porque yo estaba fuera. Así que hemos conseguido entradas y reservado la misma casa de hace dos años, muy cerca de la plaza de toros más antigua de España, en donde tiene lugar el festival. Vean abajo el cartel anunciador.


Este año, como ven, las cabezas de cartel son Rick Estrin and the Nightcats, a los que veré por cuarta vez (los vi en Cazorla y dos veces en el Café Berlín de Madrid) y Johanna Shaw Taylor, una guitarrista veterana bastante buena. Y ojo a una estrella ascendente: la rubia Parker Barrow, que sigue la senda abierta por Samantha Fish, por la que ya transitan Ghalia Volt, Ally Venable y otras artistas de rompe y rasga. Se informará debidamente del desarrollo de este festival. Pero inmediatamente viene mi tercer viaje de este verano. 

El viernes 18 de julio, tomaré un avión tempranito para París, esta vez con mi pareja. Nos alojaremos dos noches en casa de mi amigo Alain Sinou, antes de regresar el domingo. El objeto de este viaje es asistir a la boda de mis hijos Kike y Clarissa, el mismo viernes a mediodía en la Alcaldía del Distrito, y también a la fiesta que tendrá lugar en la tarde del sábado en el parque Buttes Chaumont, en el barrio de Belleville. Un bodorrio en toda regla en el que también pienso pasármelo fenomenal. Los viajes 4 y 5 caen ya en agosto y se anunciarán cuando corresponda. Así que, lo de costumbre: que se porten bien y que disfruten de la vida en la medida de lo posible, al menos hasta que venga el tío Trump con la rebaja. Hasta la próxima.